La gran responsabilidad docente

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Debemos concientizar en educación la noción fundamental de que existimos dentro de una “globa-localizaciòn”, es decir habitamos la cotidianidad física en nuestra comunidad pero ineludiblemente ligada al resto del mundo. Y esta conjunción aparentemente dicotómica es una significación necesaria en educación, originada a partir de los nuevos recursos informáticos a los que acceden los estudiantes generando una mayor competencia, y  que cada vez más los niños, adolescentes y jóvenes son exigentes y demandantes de una docencia de altura.

Como se puede apreciar estamos ante un desarrollo docente muy complejo con una demanda de profesionalidad muy alta. Lo alarmante de todo esto es que en manos de los docentes está no sólo el futuro cognitivo sino también parte de su futura personalidad. ¿Porqué digo esto? Porque en primer lugar, actualmente sabemos que entre el 1° y 4° año de vida o sea en el pre-escolar, es el momento en que se manifiestan las agresividades, y somos los docentes quienes tenemos la co-responsabilidad de orientarlas; y en segundo lugar,  porque los niños pasan más de quince años de educación frente a docentes que sirven de modelos para la tenacidad, intelectualidad, servicio, ética, etc. Son los docentes los que forman a los estudiantes para asumir los retos globales y los problemas locales. Entonces, las preguntas centrales serían: ¿Están nuestros docentes preparados? o ¿Tenemos conciencia de esta gran responsabilidad que tienen los docentes?
Generalmente los padres y madres de familia confían en la institucionalidad de los centros educativos, pero a veces tras una fachada impecable, están los docentes frente a los niños, y muchos por una necesidad económica trabajan tanto en un colegio privado como también en uno público. Con ésta realidad y  con los salarios existentes: ¿Qué tan profesionales son los docentes? o ¿Cuánto tiempo disponen en la escuela para preparar clases o para superarse? ¿Cuánto invierten de su sueldo en buenos libros? o ¿Cómo son las bibliotecas de las instituciones educativas oficiales y particulares? o ¿Qué profesional que tenga éxito en la docencia privada va a dejar ésta, para ir a ganar una hora clase frente a más de 40-50 alumnos?. La pregunta fundamental que nos hacemos quienes investigamos en educación es: ¿Quiénes quieren ser maestros/as? ¿Por qué digo esto? Porque la calidad real o efectiva del proceso educativo dependerá de la “línea de trabajo docente”, que generalmente es fragmentada y diversa; de hecho, como dije anteriormente, muchos trabajan en dos instituciones a la vez, dedicando más o menos de su tiempo conforme a las exigencias institucionales. El parámetro de calidad educativa institucional es muy análogo a la visión social de la profesión docente y a sus condiciones salariales; pero los padres y madres de familia no tienen acceso a conocer la situación real de la clase docente que atiende a sus hijos, siendo verdaderamente ellos quienes trabajan y moldean la conciencia de los estudiantes. En síntesis, para aproximarnos a un modelo educativo más pertinente y eficiente, el armazón de la institución educativa debe tener coherencia entre tecnología, deporte, infraestructura pero, sobre todo, buenos docentes.
Todos los educadores coincidimos en el cuidado de “delegar la responsabilidad educativa a un espejismo tiene un alto precio para la vida de una persona; en la sociedad actual se valora la criticidad, la innovación y la capacidad de adaptación al medio, y esto solo se logra con buenos mediadores entre la teoría y la realidad”.

LIC ELENA FARAH

 

 

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