Jure se bajó del debate y se autoimpuso adelantar la veda. Sánchez pide a la gente que «pese a la situación actual vote con el corazón por el cambio». El resto de los candidatos sigue de caminatas, pero no habrá grandes eventos de cierre. Sin propuestas de fuerte impacto ni promesas grandilocuentes, los candidatos a intendente buscaron diferencias personales. Las polémicas por la deuda, los costos de obra y el asistencialismo fueron desbordadas por la crisis del campo.
La campaña para las elecciones municipales del próximo domingo se desvanece sin haber logrado instalar entre los riocuartenses un clima político que en anteriores procesos acaparó toda la atención.
Con candidatos que intentan superar el poder de los tradicionales caudillos partidarios y en medio del mayor conflicto económico y social de los últimos años, el accionar de las estructuras fue reducido los microclimas y el intento de posicionamiento mediático.
A solo 4 días de la elección, la ciudad sigue inmersa en la crisis por el desabastecimiento de alimentos, insumos y, fundamentalmente, de combustibles. Los ruralistas y camioneros reducen la tensión en los cortes, pero la incertidumbre persiste.
Juan Jure se bajó del debate de ideas que podría haber sido clave para conocer posturas e ideas y se autoimpuso adelantar la veda, convencido de que las encuestas le garantizarían una victoria.
Luis Sánchez pide a la gente que «pese a la situación actual vote con el corazón por el cambio» y sigue buscando adhesiones en medio de un cambio abrupto de estrategias. Sin carvanas, ni actos masivos, ni caminatas con José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, el candidato justicialista busca no quedar atado al furioso descontento con el gobierno nacional, al cuál estuvo relacionado durante años como gerente de Anses.
El resto de los candidatos sigue recorriendo barrios y realizando reuniones con los vecinos, en un contexto de campaña casi imperceptible. No habrá grandes eventos de cierre y solo esperan que la crisis del campo sea un cachetazo a los partidos tradicionales.
Sin propuestas de fuerte impacto ni promesas grandilocuentes, los candidatos a intendente buscaron diferencias personales. Las polémicas por la deuda, los costos de obra y el asistencialismo fueron desbordadas por la crisis del campo.
Ningún planteo local pudo superar al conflicto agropecuario que frenó la economía, reinstaló conflictos sociales y generó un malhumor solo comparable con el 2001.
¿Será elevado el nivel de ausentismo? ¿Se recuperará el clima electoral? ¿Están preocupados los riocuartenses por el resultado de la votación? El domingo volveremos a las urnas con la mayor incertidumbre y desinterés desde el regreso de la democracia.