Debuta el nuevo IPC

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El 7 de mayo pasado el Jefe de Gabinete junto a personal directivo del INDEC anunció la elaboración de un nuevo índice de precios al consumidor, que formalmente entrará en vigencia en las mediciones del presente mes. 
El IPC es una medición que intenta aproximar la tasa de inflación relevante para el promedio de los consumidores argentinos. ¿Cuál es el mejor índice de precios?, simple, el que mejor aproxima la realidad que se quiere medir. Si la variación de precios que enfrentó el consumidor argentino durante el 2007 fue muy diferente del 8.5% estimado por el IPC del INDEC, dicho índice no sirve. ¿Porqué? Porque no refleja la realidad.

El nuevo IPC incluiría 440 bienes y servicios, en lugar de los 818 que tiene el actual, justificando el funcionario esa reducción en que la nueva canasta mostrará las variaciones de los precios de los bienes que actualmente son consumidos en Argentina, excluyendo ítems “que crean distorsiones”, tales como el salario del servicio doméstico y los precios de los bienes y servicios relacionados al turismo fuera del país, entre otros.

El cuadro adjunto muestra la estructura de la canasta del actual IPC (año base 1999) y el anterior a este (año base 1988, el cual incluía 557 bienes y servicios). Lógicamente, y como era de esperar al realizar la encuesta de consumo del actual IPC, bajó la ponderación de los bienes (alimentos y bebidas e indumentaria) y subió la de los servicios (transporte y comunicaciones, salud, etc.). Aquí surgen la primeras dudas:

a) ¿De dónde salió la nueva canasta del IPC a debutar? Pese a que será lanzado este mes, aún se desconocen los relevamientos.

b) La nueva canasta contendrá 440 bienes y servicios, menos que los 557 de la encuesta de 1988, ¿no le suena raro que la nueva canasta tenga menos bienes que la de 1988?.

Estructura Porcentual del IPC
Rubros Actual
1999 Anterior
1988
Alimentos y Bebidas 31,3% 40,1%
Indumentaria 5,20% 9,40%
Transporte y Comunicaciones 17,0% 11,4%
Vivienda 12,7% 8,50%
Salud 10,0% 7,10%
Educación  4,20% 2,70%
Entretenimiento 8,70% 6,20%
Otros Bienes y Servicios 10,9% 14,6%
Fuente: INDEC

Para embarrar más la cancha, el Jefe de Gabinete anunció que se harán revisiones frecuentes de los ponderadores de los distintos bienes y servicios del nuevo IPC. Esto es, si sube el precio de la carne el consumidor sustituye por pollo, que si bien es comportamiento de cada uno de nosotros al estar frente a una góndola, es muy difícil de medir. El Bureau of Labor Statistics de USA publica desde el año 2002 un índice consumidor con ponderadores móviles, denominado US Chained Consumer Price Index (C-CPI) basado en encuestas “mensuales”de gastos de los consumidores. Como la encuesta está rezagada el C-CPI es siempre preliminar y enfrenta revisiones de hasta 6 meses para atrás. Ese es el índice que quieren armar en nuestro país, es una estupidez. 

Se puede construir un índice a cada medida, por ejemplo para una familia que no tenga auto, no coma fuera del hogar, no use taxis, etc., y la variación será mucho menor. Pongamos el caso límite de una familia en Capital que sólo consume viajes en colectivos. Para esa familia la inflación acumulada desde enero del 2002 a la fecha fue de tan sólo el 15%. Ese índice sólo le sirve a esa familia (que vive del aire), pero no es posible utilizar el mismo para colocar un bono de deuda entre inversores, ni hablar para medir el éxito de la política antiinflacionaria, pues para este caso lo que importa es la evolución general de todos los precios de la economía y no sólo la variación del precio del transporte.

No quiero decir con ello que los organismos estadísticos oficiales confeccionen diversos índices de precios para medir distintas canastas. Estados Unidos es el caso: índice de precios de la canasta más competa posible, tasa de inflación “núcleo” para evaluar la política monetaria, tasa de inflación para indexar títulos de deuda, tasa de inflación para indexar jubilaciones, tasa de inflación que permita la sustitución de bienes (C-CPI), es decir precios relativos. Pero publica “todos” los IPC, no como el nuevo IPC argentino que sólo intenta fraguar la tasa de inflación.

Esa variedad de índices de precios en USA no tiene sentido discutirlos dada la baja tasa de inflación anual (1-3%). Pero en nuestro país sí, dado que la tasa de inflación “real” ronda el  25-30% anual, mientras las expectativas de inflación aún son mayores, tal como surge de la Encuesta de Expectativas de Inflación de la UTDT de mayo pasado: la inflación promedio esperada por el público para los próximos 12 meses se ubica en el 36.5%, casi el triple de lo que se pensaba un año atrás. Generar un único índice de precios al consumidor alejado de la denominada inflación “real” sólo sirve para realizar estafas, sean con títulos, ajustes salariales, jubilaciones, etc..

Conclusión
1.El nuevo IPC argentino no restablecerá la credibilidad sobre los datos de inflación como existió hasta el 2006, a la vez que sepultará la credibilidad institucional del organismo estadístico nacional (INDEC) y de varias Direcciones Provinciales de Estadísticas (DPR).
2. Al incorporar la posibilidad de variar los ponderadores de los bienes y servicios en la nueva canasta del IPC se hará el proceso de medir la inflación menos transparente, a la vez que estoy convencido que no se cumplirá con ninguno de los requisitos estadísticos para el cambio de los ponderadores.
3. La subestimación de la inflación por parte del INDEC es más importante que la inflación misma, y más importante aún es que las más altas autoridades del país creen que la tasa de inflación es la que publica el INDEC en sus informes, cosa que creo está sucediendo. Ello pone el segundo plano a la política anti-inflacionaria, siendo la inflación la primera, no la única, línea de riesgo que enfrenta el país.
4. Una vez que se adopte formalmente la metodología del nuevo IPC, la misma será utilizada para el cálculo del CER. Este coeficiente es el utilizado para el ajuste de las deudas financieras, y no será creíble. Ello determina que será imposible la creación de un mercado de financiamiento en moneda local de largo plazo, con lo cual estaremos condenados a utilizar como unidad de cuenta al dólar, decepcionante.

Por Abel Viglione
Mst. En Economía. Investigador Senior FIEL

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