Actualmente el conflicto por las retenciones lleva más de tres meses presionando a la baja las buenas expectativas con las que la economía había comenzado el año, mientras el comportamiento de las variables monetarias y financieras reflejan las numerosas reuniones fallidas entre ambas partes. ¿Podrá la solución volver a las variables a los niveles pre-crisis?
Tras decenas de reuniones fallidas, y mientras la confianza popular en el modelo continúa diluyéndose, las variables empiezan a confirmar tendencias negativas que reafirman la posibilidad de la disminución en el nivel de crecimiento y su acercamiento al piso proyectado para este año del 4%.
Hacia el final de la semana pasada, se desplomó la cotización de los bonos de la deuda argentina post default y de las acciones en el mercado local, un rebrote en la demanda de dólares y una nueva salida de depósitos del sistema, con el consiguiente incremento de las tasas pasivas.
Tras la intervención del BCRA en el mercado cambiario, por la abrupta subida en la demanda interna de divisas, las reservas internacionales del organismo se redujeron en más de 1,6 millones de dólares, ubicándose actualmente en u$s48.360, lo que implica una pérdida del 3,6% con respecto al nivel previo al conflicto.
La consecuencia directa de esta pérdida es que está impactando negativamente en el rendimiento de las colocaciones a plazo fijo, que pasaron del 11,2-11,8% al 8,73%.
Por su parte, los bancos ya han perdido cerca de $ 1.000 millones en una especie de “minicorrida” de depósitos en pesos que se trasladan a depósitos en dólares.
Las tasas activas de los bancos privados también reflejan el contexto de mayor incertidumbre al aumentar considerablemente en la última semana.
En cuanto a qué sucederá con estas variables en el corto plazo, está absolutamente signado por la solución o no del conflicto, y por cómo impacte la solución en ambas partes, incluyendo también la posibilidad de volver a los niveles de febrero y comienzos de marzo.
Igualmente, una cosa es segura: de no haber soluciones, las consecuencias negativas seguirán intensificándose. La pérdida de reservas, la dolarización del sistema, el empeoramiento de las tasas, y los niveles de inflación serán la constante.
De mediar una solución que implique que ambas partes deban ceder algo -a pesar de la pérdida que esto implicaría en cada sector del conflicto-, arrojaría una buena dosis de consenso sobre el contexto social y económico, que además de reducir la incertidumbre interna, menguar la tensión alcista sobre las tasas, reducir la dolarización y el cortoplacismo de los depósitos, sería una clara señal de madurez por parte de la Argentina hacia el mundo.
Esta es una publicación de Fundación EGE con la colaboración de la Lic. Cecilia Reboyras – Miembro de Fundación EGE – info@fundacionege.org