Hacia dónde va el consumo

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Los últimos datos muestran que, por ahora, la capacidad y voluntad de compra sigue alta a pesar de los aumentos de precios y la incertidumbre del conflicto con el campo.

El consumo es y ha sido uno de los principales pilares de la actual política económica y del crecimiento económico de varios sectores; sin embargo, las perspectivas respecto a una posible desaceleración de la economía y un contexto en el que la inflación empieza a ser una preocupación para la mayoría de los actores involucrados, abren un interrogante sobre un posible freno en el crecimiento de esta variable.
Sin embargo, algunos datos muestran que el poder adquisitivo y la intención de consumo parecen estar casi intactos. Al respecto, estudios privados revelan que el despacho de autos nuevos para las concesionarias se incrementó en los primeros cuatro meses cerca de 21% y que el mismo período cerró con un aumento de 8,2% interanual en los volúmenes de venta de alimentos, bebidas, cosmética y limpieza. El conflicto con el campo y el desabastecimiento de algunos productos en las góndolas tampoco parece haber hecho mella en la voluntad de gasto. En marzo, el volumen de las ventas en los super se mantuvo alto con un incremento interanual de 9%. Aunque sí se observó un cambio circunstancial en el hábito de compra, destacándose que por primera vez en seis años, segmentos de la canasta básica como fideos o arroz tuvieron un crecimiento significativo.
no obstante, si bien por ahora no se observa ni una caída significativa en la expansión del consumo ni cambios significativos en el tipo de consumo, podría pensarse en una posible desaceleración del ritmo de crecimiento del consumo, pero que estaría relacionada más bien con el lógico límite de haber alcanzado un aceptable consumo per capita que, en 2008 (según estimaciones), llegaría a ser similar al de 1994.
En este escenario, la inflación tampoco sería una amenaza seria para la demanda, ya que es importante destacar que los aumentos salariales de 2007 permitieron contrarrestar la suba de precios de varios productos. Sin embargo, según los analistas, el consumidor actual no es el mismo de la década del ’90 y es más reflexivo a la hora de comprar y manejar su presupuesto. Por este motivo, el traspaso del umbral de tolerancia a la suba de los precios puede revertir este proceso expansivo de las compras. Por otro lado, y frente a la amenaza de la inflación se detecta un actual incremento de la frecuencia en que se realizan los gastos, sobre todo en los sectores de más bajos recursos. Y aunque este hábito no es nuevo, también se mantiene cierto adelanto de consumo, sobre todo en lo que respecta bienes durables.

Esta es una publicación de Fundación EGE con la colaboración de María Noel Amuchástegui, miembro de Fundación EGE – info@fundacionege.org

*En base a infobae profesional

 

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