Un repliegue necesario

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Está claro que la protesta que protagonizáramos los productores agropecuarios fue la más grande de todos los tiempos en la Argentina y la que más apoyo cosechó entre los demás sectores de la comunidad. Dos logros que tornan al paro tranqueras afuera un hito histórico y así será reconocido, seguramente, en el futuro.

La expresión de disconformidad del campo argentino fue contundente ante lo que considera un avasallamiento de los derechos de su gente y una expoliación dineraria desmesurada e injusta de parte del Gobierno nacional, realizada además con fines inconfesables, a pesar de las excusas formales dadas a conocer por las autoridades. El pueblo sabe –y de allí el apoyo que brindó a la protesta- que la mayor parte de los fondos que se extraen del interior del país no se redistribuyen con equidad y justicia entre los que menos tienen, como declaman los funcionarios y la propia Presidenta de la Nación, sino que se usan discrecionalmente para mantener una política de clientelismo destinada a comprar voluntades de gobernadores, intendentes, sindicalistas y, lamentablemente, miles de indigentes a quienes con una dádiva les hacen creer que tienen un futuro. Ni un centavo de ese dinero se destina a restablecer la cultura del trabajo ni a recuperar las alicaídas economías regionales, como bien lo saben los sectores menos favorecidos de las provincias a las que el poder central siente como “enemigas” políticas; algunas de las cuales estaban hasta hace unos días cercanas al poder y hoy se las considera lejanas por el sólo hecho de haber expresado su simpatía por el campo.

Hoy el campo ha entrado en una etapa de repliegue de su plan de lucha, en espera de una convocatoria al diálogo de parte de las autoridades. Un repliegue a todas luces unilateral, ya que la Presidenta no ha cejado en sus ataques hacia el sector en cuanta tribuna tenga a mano. Tanta agresividad no debe molestarnos o, al menos, no debe sacarnos de las casillas. Sabemos que es fruto de un confundido enfoque ideológico que aparece, además, extemporáneo para la modernidad y progresismo del que dice ser propietario –muchas veces excluyente- el gobierno de turno.

Los productores debemos presentar nuestros reclamos con la seriedad y la responsabilidad de siempre mediante la agenda de trabajo preparada por las entidades que nos presentan a nivel nacional (CRA en nuestro caso), en la que seguramente se incluirá la demanda por una mayor equidad en la redistribución de los ingresos que generan las retenciones. Dicho esto sin dejar de lado nuestra reivindicación primigenia en este tema: que las retenciones son un impuesto distorsivo y que sólo debe ser aceptado en situaciones de emergencia y con una incidencia que no afecte la rentabilidad de las explotaciones.

Sociedad Rural de Rio Cuarto.

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