Juzgan al acusado de asesinar a un vendedor de tarjetas telefónicas

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Con la participación de jurados populares se desarrolla el proceso judicial en la Cámara Segunda del Crimen. La víctima, asesinada en septiembre del 2006, había recibido dos disparos en el cráneo. Una deuda y el robo de la recaudación habrían sido los motivos del crimen. Declararon hoy la esposa de Castillo, Mónica Elizondo, y el comisario inspector Sergio Yobstraibizer, jefe de Investigación. También dieron su testimonial dos empleados de Colfre, un viajante de General Levalle, un efectivo policial de la localidad y un vendedor de autos.

Comenzó hoy en la Cámara Segunda del Crimen de Río Cuarto el juicio con jurados populares por el homicidio del vendedor de tarjetas telefónicas de la empresa CTI José Luis Castillo, en el que está imputado uno de sus clientes, Daniel Blengini.
Declararon hoy la esposa de Castillo, Mónica Elizondo, y el comisario inspector Sergio Yobstraibizer, jefe de Investigación. También dieron su testimonial dos empleados de Colfre, un viajante de General Levalle, un efectivo policial de la localidad y un vendedor de autos.

El hecho

Castillo fue asesinado con dos balazos en la cabeza cuando se trasladaba en su vehículo por la ruta 7, a la altura de General Levalle.
Blengini comercializaba en Laboulaye las tarjetas que le compraba a la víctima y mantenía una deuda por compras impagas que habría generado un deterioro en la relación comercial y el fatal desenlace. Está imputado de homicidio y robo calificado por uso de arma.
Según la investigación del fiscal Walter Guzmán, Blengini se llevó la recaudación que llevaba Castillo en su vehículo, tras asesinarlo.
El 14 de septiembre del 2006, el presunto homicida citó a la víctima en proximidades de General Levalle para «rendirle cuentas» por el dinero adeudado.
Según consta en la denuncia «Blengini subió al automóvil y sorprendió a Castillo con una pistola posiblemente calibre 22 y le efectuó dos disparos en la zona craneana, a raíz de los cuales Castillo falleció en forma casi instantánea».
Tras balear al vendedor, el homicida colocó el cuerpo en el sector del acompañante y lo ocultó para no ser descubierto, «cubriéndolo con una campera y cajas de cartón que transportaba Castillo».  Luego, tomó el mando del rodado y “para desorientar la investigación” se trasladó hasta Vicuña Mackenna, donde dejó estacionado el rodado con el cadáver de Castillo en su interior y se retiró del lugar.
Antes de huir, el autor del crimen se apropió de treinta mil pesos y cheques que el comerciante asesinado había recibido de sus clientes por la venta de tarjetas telefónicas. 
Blengini negó su responsabilidad en el hecho y aseguró que «nunca» se encontró con Castillo en Levalle, como habían previsto. Relató que su demora en regresar a Laboulaye se debió a «un desperfecto mecánico en su vehículo».
Curiosamente, ese día se dispuso a pagar “unas deudas que tenía” con dinero que “tenía ahorrado de su hermano quién unos días antes le había dado ocho mil pesos por arrendamiento de una parte de una quinta y por la venta de un automóvil Vectra”.

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