Apitoxina, cuando el veneno cura

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Cuando se habla de tratamientos con veneno de abejas o apitoxina, casi siempre se piensa en las enfermedades osteoarticulares y el dolor. Si bien es totalmente cierto que el veneno es la mejor herramienta que se dispone para tratar estos problemas, no solo efectiva sino también casi carente de contraindicaciones o efectos tóxicos acumulativos, se olvidan cosas tan importantes como que:

 El veneno no solo «calma» el dolor, detiene el proceso de la enfermedad y en muchos casos logra recuperación parcial de las articulaciones deterioradas.
 Las enfermedades por autoinmunidad son muchas más que solo osteorticulares, desde Lupus, hasta algunas formas de diabetes, son tratables también.
 La contraindicación casi única del veneno, es la alergia al mismo, fuera de esta, puede ser usado por cualquier persona, especialmente en casos de hipertensión (baja la presión arterial), insuficiencias cardíacas (es tónico cardíaco), luego de cirugías como by pas, sten o reemplazos valvulares, ya que es antiagregante plaquetario (evita la coagulación interna, igual que la aspirina) y también es trombolítico («limpia» internamente arterias y corazón, prolongando la vida útil de by pas, sten y reemplazos).
 Asimismo, como a través de hipófisis, estimula todo el funcionamiento orgánico glandular y a la vez es antibiótico, potencia el efecto de los quimiofármacos. Ello implica carencia de interacciones medicamentosas, disminución de las dosis usadas de cualquier medicamento y, sobre todo, que el paciente no está obligado a dejar el tratamiento convencional. La excepción son los corticoides, que bloquean parcialmente el efecto del veneno.-
 En estado de salud, el veneno estimula totalmente al organismo para que pueda proveer el 100 x 100 de su rendimiento. Esto es funcionar a pleno, volviendo a ser dueños de nuestro organismo y sus energías, especialmente en las personas que hacen deportes.-
 Finalmente, el organismo no se acostumbra al efecto terapéutico y en las dosis usuales no hay acumulación del mismo. Esto implica que cuando la necesidad lo amerite, el tratamiento se puede hacer indefinidamente sin que decaigan sus efectos, como suele ocurrir con los quimiofármacos. Acostumbramiento del cuerpo, tolerancia a los mismos con la subsiguiente molestia del aumento de dosis o cambio de medicación. Esto no ocurre con la apitoxina. Solo ventajas, una vez salvada la molestia inicial del probable ardor o picazón al inyectar el mismo. Recordar que los venenos inyectables tienen la ventaja de poder incorporar el equivalente a muchas picaduras con mínimas molestias.-
Dr. Julio Cesar Díaz epumer@gmail.com
Presidente Asociación Argentina de Apiterapia www.aadapiterapia.org.ar

 

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