Videojuegos y salud mental

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Los juegos, tanto a nivel general como particular (los videojuegos), son herramientas que surgen como entretenimientos para nuestra niñez y juventud, y debemos tenerlos en cuenta porque contienen y transmiten habilidades que recibidas, por su buen uso, provocan modificaciones positivas en sus conductas. A menudo y en general, la falta de información sobre los mismos, son causa de sentimientos de miedo y alarma en los padres y maestros, que les impiden ver de algún tipo de juego la función educativa por un lado, y la activación de nuevas funciones cerebrales y psicológicas por el otro.

Entre estas últimas destaco, como veremos, el desarrollo de la atención y concentración tan necesaria para mantener la lucidez y la memoria. Cada tipología de juego trabaja movilizando habilidades diferentes en el jugador. La atención y la capacidad de observación son bastante comunes, así como la organización espacial y temporal. Dependiendo de cada caso, también se estimulan, en mayor o menor medida, la precisión, la memoria, la creatividad, la imaginación y el razonamiento estratégico o lógico.                                                                                         El uso de un videojuego puede tener efectos positivos y negativos. Es responsabilidad de los adultos seleccionar videojuegos y establecer momentos oportunos de juego, de acuerdo a la edad, como también el lugar donde se efectúan, es decir el entorno. Es necesario que padres, madres o educadores escojan correctamente, porque en el mercado los contenidos son diversos, entre los cuales los hay violentos, racistas y sexistas. Por esohay que tener precaución con las recomendaciones de los fabricantes sobre las edades de los jugadores, ya que no siempre son las más indicadas.                                                                                    Una manera de trabajar valores positivos con los videojuegos es aprender a utilizarlos responsablemente, sin excesos, disfrutando mientras se juegue, de esta manera estamos ahuyentando el fantasma de la adicción al juego. Muy importante ese desarrollo para ponerse límite en la adultez ante las múltiples y tentadoras ofertas de juego. Algunos de los motivos que explican la capacidad de adicción que poseen los videojuegos son: las temáticas, las imágenes atractivas, la liberación de tensiones, el refuerzo del sentimiento de pertenencia a un grupo y la autoestima del éxito. Entonces, es muy significativo que el tiempo de juego con una consola mantenga un equilibrio con la práctica de otras actividades, como las laborales, escolares o familiares. Con respecto al fomento de la violencia, observamos que hay juegos con más contenido violento que otros, con los videojuegos que transmiten valores sexistas o racistas. Es por todo esto que hace falta que permanentemente que padres y educadores hagan una supervisión.                                                                                     La parte más trascendente para evitar todo lo negativo de los videojuegos es simplemente haciendo un buen uso. Una manera de trabajar valores positivos con los videojuegos es aprender a hacer una rutina responsable, sin excesos, disfrutando mientras se juegue. Para conseguirlo, es necesario que los adultos gestionen el tiempo de juego. Una buena manera es pactarlo con los niños. Hace falta que se den cuenta del tiempo que dedican a jugar, que se sientan partícipes de los pactos que hacemos con ellos sobre el uso de los videojuegos y que se den cuenta de que jugar en familia es tanto o más divertido que estar solo delante de una pantalla. Es una buena idea es tender a la socialización a través de los videojuegos que permitan jugar más de una persona al mismo tiempo y jugar en familia. Los ratos familiares de juego los podemos aprovechar a fin de que jóvenes y niños aprendan a gestionar su autonomía y el acceso a este tipo de juegos. Y cuando sus compañeros de juego no sean los padres, los mismos tienen que interesarse por saber quiénes son. Es elemental que a la hora de escoger un videojuego para nuestros niños, tengamos que pensar en él como persona, teniendo presente cuáles son sus gustos e intereses, pero también observar qué dice el etiquetado del videojuego sobre su contenido, ya no todos son adecuados para todas las edades.
Como conclusión tendría que decir que los mejores espacios para poder jugar a los videojuegos son los que favorecen la relación entre personas y donde hay una distancia adecuada entre el jugador y la pantalla. Una manera, pues, de hacer un uso compartido, de conocer los gustos de nuestros niños y de mostrar un interés por todo lo que los rodea es situar el videojuego en un espacio común de la casa: el comedor, una sala de estudio, de juegos y conversación. O sea, estamos viviendo enormes y vertiginosos cambios tecnológicos, el secreto es no quedar paralizado por el temor, porque lleva indefectiblemente a conductas erróneas en la comprensión y comunicación con nuestros hijos y alumnos. O quizás hacerles perder, por temor, una oportunidad de desarrollo psicológico y cerebral apto para resolver los nuevos problemas de los tiempos que se avecinan. Hasta me animaría a decir que obstaculizaríamos el camino a la salud mental.
DR EDUARDO MEDINA BISIACH

 

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