Imagen y realidad de los jóvenes

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 Los medios viven hablando de la inseguridad, de la violencia, de las drogas, de nuestros jóvenes alcoholizados. Es la imagen del desvío. Lo que cunde en el imaginario social. Lo dramático. En definitiva lo que vende. La realidad sin embargo, es más compleja que la construcción mediática. Tiene otras facetas. Aristas, que sugieren que otras cosas también deben ser enfatizadas y no sólo lo sensacionalista y doloroso.

 Por ejemplo, el observatorio argentino de drogas dependiente de la secretaría de programación para la prevención de la drogadicción y lucha contra el narcotráfico realiza importantes encuestas nacionales. Un artículo con sus resultados escrito por Graciela Ahumada y Silvia Miorín da espacio para alguna reflexión .        
1) El consumo de sustancias psico-adictivas de la población escolarizada de 13 a 17 años en las 24 Provincias muestra que las drogas legales como el alcohol y el tabaco tienen las mayores tasas de consumo del 48,1 % y 27,4 % respectivamente siendo la cerveza la bebida más consumida. Estos índices, seguramente pueden bajarse si se hace como en otros países donde la venta de alcohol es severamente controlada tanto en horarios como en lugares de venta. Claramente entonces, el problema no es de los jóvenes sino de los adultos y las entidades públicas que deben llevar adelante el proceso de control social. Pero claro, ser funcionario y meterse con la industria de la noche, no parece ser una estrategia que se precie. Justamente esos problemas con los boliches y bares suelen ser los núcleos de las iniciativas populares y participativas cuando los mecanismos de las cartas orgánicas municipales las permiten y son las primeras en naufragar y ser archivadas. Algo anda mal en el mundo de los adultos sin duda… En todo caso, quedarnos con ese cuadro es insuficiente porque la cerveza parece ser un deporte nacional en los bares británicos, y en nuestras propias sierras cordobesas que hacen de ella la principal atracción de las fiestas anuales. Aquí se la promueve y no se la enfoca como bebida alcohólica y por ende como droga legal. El Estado parece, está para medir el consumo de alcohol pero no para controlarlo.        
2) Cuando se enfoca el consumo de otras drogas en el último año previo a la encuesta  como los estimulantes sin prescripción, la marihuana y la cocaína, el cuadro de consumo se desvanece y se vuelve francamente minoritario, con cifras del 2,5 %, 5,4 % y 2,1 % respectivamente. Esto quiere decir que de cada 100 jóvenes alrededor de 95 no consumieron marihuana y que 98 tampoco usaron estimulantes o cocaína. Un cuadro francamente alentador que nos saca esa imagen de una sociedad abatida por la droga llena de jóvenes alcoholizados. ¿Porque entonces no se satura a la sociedad con imágenes de jóvenes que trabajan, estudian, son solidarios y que viven su vida sin alcohol ni droga como parecen hacer la inmensa mayoría de los Argentinos? Claramente no se entiende.            
3) Cuando se miden los atributos de los jóvenes que consumen marihuana se observa que las tasas son mayores en aquellos estudiantes que tuvieron un pobre desempeño escolar, (repetición de cursos, problemas de ausentismo y de disciplina) en comparación con aquellos que no los tienen. Esto quiere decir que hay señales fuertes de los jóvenes que están en dificultades y a quienes debemos ayudar rápidamente en vez de armar tanto estereotipo vacío.   
4) No menos importante resulta ser que las menores tasas de consumo se dan en aquellos estudiantes que están con su familia, estudian y quienes hacen algún deporte. También que las expectativas hacia el futuro son demasiado importantes como para vivir bombardeados por programas que lo único que parecen buscar es la desmoralización colectiva. Así el consumo de drogas ilegales crece cuando los jóvenes ven dificultades o improbable el ingreso a la universidad contra aquellos que no perciben esos problemas.    
5) Finalmente la dimensión familiar. Lo que parece ser central después de todo es la cercanía de los padres con relación a la vida de sus hijos. Cuando los padres dan más atención, saben donde están sus hijos al salir, cuando comparten sus comidas con ellos, controlan sus horarios los fines de semana todo cambia para bien. Los estudiantes cuyos padres les dan mas atención tienen una tasa de consumo de drogas ilegales inferior a una cuarta parte de aquellos jóvenes cuyos padres tienen actitudes de descuido (4 % frente a 18,1 %).

Está todo dicho. Lo que hay que hacer son varias cosas. Por un lado separar la imagen del desvío de la realidad del mismo. Segundo, enfocar la realidad no la fantasía mediatica. Tercero, combatir y controlar la venta de drogas legales e ilegales.  Cuarto dar afecto, amor, tiempo y atención a nuestros hijos. Quinto fomentar el deporte. Sexto luchar para que perspectivas pesimistas y catastróficas inventados por quienes quieren vender sensacionalismo a toda costa no hagan más daño. Septimo, luego de reconocido el problema y atacado tanto con el control público como con el papel de la familia y la escuela en la sociedad, es hora de que nos pongamos orgullosos de tener tantos jóvenes sanos, trabajadores, estudiosos y solidarios. Los jóvenes merecen reconocimiento y apoyo. Lo demás es basura mediática en busca de audiencias descuidadas y un raiting mal habido….

Roberto Tafani

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