«Cuando no puedas ganarle, únetele» dice el refrán. Lo hemos visto y estamos viendo permanentemente. Ayer tuvimos una sindicalista que hizo la vida imposible a un gobierno. Destrozó el buen nombre de una empresa de aviación haciendo paro tras paro. Pero no importaba, era estatal. ¿Y como se neutralizo a esa persona? ¿Dándole lo que pretendía en nombre de sus compañeros de trabajo? No. Una embajada fue suficiente. Otro caso reciente es un piquetero. Una persona que molestaba y violaba la ley y normas de convivencia.
Las reclamaciones versaban sobre injusticias y reivindicaciones para los pobres y necesitados. Molestias a quienes nada tenían que ver pero obtuvo algo: un puesto público. Se acabaron los reclamos. Un suculento sueldo, viajes y prerrogativas que otros mortales no tienen.
Estamos viendo la degradación de las personas e instituciones. Las villas de la ciudad de Buenos Aires se han transformado en «favelas». Ghettos dentro de un estado que nada hace. «Laissez faire» dejar hacer, es la consigna y solo nos estamos asomando al vacío. «Orden e progresso» dicen en Brasil, pero se han hecho tan fuertes en las favelas que el orden se impone fuera de la ley.
¿Hasta cuando «laissez passer» dejar pasar las cosas? La vida ha perdido valor. Lo que es una bendición, por tener o no tener se mata. Se delinque sin que se haga algo para evitarlo. ¿Alguien lo detendrá? Luego serán violación a los Derechos Humanos.
Atentamente
Juan r Bell
92061605
Rio Cuarto