Acerca de la enfermedad bipolar

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Quisiera comenzar aclarando dos conceptos. Uno es que, el nomenclar enfermedades sirve exclusivamente para hablar un idioma común entre los médicos, o entre éstos y las Obras Sociales o para fines estadísticos. Nunca debe utilizarse en la relación con el paciente. Es etiquetarlo, por lo tanto es discriminatorio con el resto de las personas supuestamente sanas. Es común escuchar: “es depresivo”, “es un esquizo”, “es un adicto”. Tenemos que tomar conciencia que darle nombre a los trastornos mentales tranquiliza al médico, y quizás desvía la comprensión de lo que le está pasando al paciente.

 

Por otro lado, debo decir que todos venimos a este mundo con cargas hereditarias vulnerables para ciertas enfermedades, pero de acuerdo a como construyamos las interacciones con nuestras ideas y con las cosas o personas de nuestro entorno, esas debilidades se pueden o no manifestar. Eso depende de nosotros, no de lo heredado. Salvando estas aclaraciones, ya podemos desarrollar que es la enfermedad Bipolar: una sucesión de eventos, donde ocupa un lugar preponderante la predisposición (debilidad) genética. Ahora bien, esos genes que predisponen solo se activan cuando el ambiente formado por nosotros es estresante. Y en estas situaciones el cerebro lentifica su reacción ante el stress, demorando el comienzo de la recuperación. Y en esto coincido con el especialista en Bipolaridad, mi colega y amigo, el psiquiatra Alejandro Lagomarsino. Cuando hablamos de bipolaridad estamos diciendo que la persona padece dos polos contrapuestos: uno negativo representado por la depresión y otro positivo representado por la euforia. Lo usual es pensar en una persona deprimida que no se levanta de la cama y que alterna con su etapa de euforia o excitación psico-motríz, donde no tiene límites en sus acciones. Pero esta enfermedad tiene, además, muchos más matices por descubrir y no siempre son negativos. Recorrer cíclicamente un proceso signado por depresiones y euforias no involucra sólo un problema psicológico, sino también una alteración química del cerebro. O sea que se trata de un problema del sistema nervioso (debilidad heredada) que afecta las sustancias especializadas del cerebro que regulan el estado de ánimo (neurotransmisores). Se calcula que aproximadamente cerca del 2% de la población es bipolar, es más frecuente entre las mujeres y aparece en la adolescencia o en los primeros años de la adultez (actualmente se está investigando en niños). La personalidad ciclotímica es una variante normal del humor que todos tenemos, es decir días malos (tristes) y días buenos (contentos). Pero los sujetos cambian cuando esos ciclos se hacen más marcados, adquieren una variación cuantitativa intensa: para abajo (depresión) o para arriba (aceleración). Un ejemplo de lo expuesto sería cuando una persona tiene etapas de tristeza, le cuesta salir de la cama, tiene falta de apetito y trastornos del sueño, seguramente está deprimida. Pero si de repente mejora marcadamente, se acelera se exalta y pasa fácilmente de contenta a enojada o irritable, y comienza a entusiasmarse repentinamente, seguramente está transitando hacia una etapa de euforia. Sería la secuencia habitual de una enfermedad bipolar. El problema está en que durante su etapa eufórica difícilmente pidan ayuda,  pues no pueden reconocer que algo malo les pasa porque se sienten bien. Por eso recomendamos siempre que la primera entrevista sea cuando la familia las encuentra deprimidas. Allí sí  es más fácil ayudarlas, pues se sienten mal y ese estado no pueden negarlo. Cuando concurren a la consulta hay que utilizar las tres bases terapéuticas: la medicación, la psicoterapia y la psico-educación familiar. Y en esto hay que ser categóricos, si nosotros dejamos a esta enfermedad a su libre albedrío, las personas pueden llegar a sufrir un deterioro cognitivo importante (porque registran poco los estímulos externos). Recomendamos tratarlos lo antes posible, ya que la medicación tiene como objetivo básico, el mantener bajo control las alteraciones del ánimo, o al menos manejarlo. Por otro lado la psicoterapia individual es una herramienta esencial. Favorece por un lado, a cambiar aspectos de la vida, y por el otro a mantener sin soluciones de continuidad el tratamiento. El problema es que muchos de ellos sienten, cuando están estabilizados, que pierden creatividad. Es que, en su etapa de euforia, experimentan una sensación ‘juvenil’ intensa, que no aprecian cuando toman la medicación. Pero dejar los remedios puede empeorar las cosas. Hay evidencia de que, si se interrumpe el tratamiento, puede haber una recaída y, al volver a utilizar la medicación muchas veces el cuerpo ya no responde. El tercer elemento esencial es la psico-educación: permite que la persona y su entorno familiar estén informados, que sepan lo que puede ocurrir. Son métodos que ayudan al paciente a convertirse en protagonista y responsable de su propia curación; en esto están los grupos de autoayuda bastante útiles para pacientes y familiares. Para Lagomarsino (www.fubipa.org.ar), “nadie va a entender mejor que ellos mismos lo que les está ocurriendo. Es alguien que pasó por lo mismo y pudo superarlo. Se lo dice un par, no un médico que lo señala con el dedo” Por último una semblanza en que todos los especialistas coincidimos: “dentro del infierno del sufrimiento, la bipolaridad es una condición fascinante y a la vez trágica, ya que estas personas son más creativas y capaces”.
DR EDUARDO MEDINA BISIACH

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