La jarra loca

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A partir de varias muertes de adolescentes producto de drogas y alcohol, consumidas y potenciadas por mezclas que forman una especie de “cóctel de la muerte”, muchas de ellas producidas en ámbitos escolares, nos obliga a nosotros, los educadores, y por ende a toda la comunidad, indagar ¿Como podemos detectar algunos indicadores para poder anticiparnos y evitar en lo posible semejantes catástrofes?.

Para acercarnos un poco a la problemática, y en concordancia con investigadores educativos y especialistas, abordaría y compartiría con todos ustedes el tema desde una visión educativa  y socio-cultural, omitiendo la influencia estrictamente biológica –cientificista, y poniendo el acento en las subjetividades de éstos jóvenes dentro de un contexto socio-cultural educativo.
Vamos a partir, en primera instancia, para una mayor comprensión de esta compleja temática, de la hipótesis de que hay una intencionalidad comercial detrás de estos hechos, coherentes con el contexto economicista. Los jóvenes son los protagonistas y destinatarios de maniobras de consumo, necesarias para lograr un cierto descontrol de las conductas para aumentar el consumo. Para ello promocionan, por ejemplo en las fiestas de egreso, un alto consumo de bebidas blancas mezcladas con energizantes que le permiten seguir bailando o en movimiento constante, situación pedida manifiestamente por ellos, para lograr una especie de “liberación” o seudo libertad ocultando así, en algunos casos, problemas familiares y personales, pero exponiéndose a situaciones graves para su salud o incluso la muerte, como sucedió recientemente en algunos colegios. Es a partir de esta distorsión cultural, donde el sistema educativo debe crear espacios adecuados a cada establecimiento, para intentar profundizar esta punta del “iceberg”.La escuela entonces tiene que luchar contra una matriz establecida con hábiles estrategias mercantilistas, donde solo interesan sus propias ganancias sin importarle en lo mas mínimo la salud mental y física de dichos jóvenes. Todas estas mezclas previas a las fiestas, merman las capacidades cognitivas necesarias para enfrentar con reflexión los compromisos propios de la edad que están atravesando. No solo existe la mezcla real y consumida, sino que hay además un contexto especial de letras de música motivadoras para lograr ese objetivo. Unas estrofas de la canción “La Jarra Loca” fundamenta mi postura. Comparto algunas letras de la misma:

Estaba en el baile tomando Fernet con coca
Y de repente una chica le metió una pastilla color rosa
La jarra seguía pasando de boca en boca
Mareados seguimos tomando de esta jarra loca

Empezamos a ver dibujitos animados
Y todo el baile quedó descontrolado
Salten todos de la cabeza
Salten todos de la cabeza
Salten todo y no sean caretas…

Otras estrofas de la misma canción estimula a grupos de jóvenes al ejercicio de la violencia como incorporada y naturalizada en sus etapas juveniles:
Queremos las manos de todos arriba
Al que se haga el ortiga le vamos a dar
Vamos de caño, robamos blindados,
Locutorios y mercados, vendemos sustancias y…
Una vez más
Llegamos los…

Y esta vez si tiro no voy a fallar
Ya nos conocen por altos delincuentes
Ya todos saben que vamos al frente
Y que nos sigue toda la Federal

Sería interesante, de ser posible, compartir y debatir junto con los alumnos el sentido y mensaje de estas letras, con la intención de destruir estos falsos mitos de poder y descontrol, que suponen dan el accionar con armas o con alcohol-drogas.
Adentrándonos en este laberinto como única forma de efectivizarlo, es des-construyendo estos superficiales, pero nocivos modelos, y empezar a trabajar con lo afectivo de cada alumno: sus turbulencias emocionales, sus vacíos existenciales, sus inseguridades e incertidumbres y porque no, con su soledad, que bien conocen los marketineros de turno..

LIC ELENA FARAH

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