La destrucción creadora

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Apatía mediante se votó. No era tranquilidad. Era apatía. De 17.000 personas convocadas fueron sólo 1.100 a formar mesas. De cada 100 personas 94 no colaboraron. Más allá de las irregularidades con las boletas, sin embargo, las cifras cuantitativas dan un resultado inapelable, Cristina Fernandez ganó por tal diferencia que aún la unión de los dos opositores que la siguieron no podría haber obtenido más votos que ella. La población pese a una caída en su nivel de concurrencia a votar, fue impecable. Discriminó entre las personas a quien votaba. Cortó boletas. Distinguió. Enterró tanto a la derecha de Lopez Murphy y Sobisch como a la izquierda por su irrelevante número de votos. La pareja Presidencial hace la transición en la cama matrimonial. Habrá información perfecta. Acuerdos permanentes. No habrá sobresaltos que hagan pensar en ruptura alguna. Tendrá la nueva Presidenta más poder que su esposo saliente. Tendrá mayoría propia en el Congreso. Recibe el país con cinco años de crecimiento y muchas tensiones reprimidas. Si la quiere bien, tendrá el actual presidente que iniciar el trabajo sucio. Desde el ajuste de tarifas, a la reducción del gasto público. Está a tiempo. Las señales que lance ahora serán importantes.

 a) Un futuro conflictivo

 El futuro será conflictivo. Daniel Scioli se aguantó el desprecio, la humillación, el ser ignorado por abrir el juego con empresarios que el Presidente veía como un grupo despreciable. Ahora aparecerá la verdadera identidad de este también ex empresario venido a menos y amante de la velocidad sobre el agua. Ahora, aparecerá la necesidad de que él y Macri también despreciado por el presidente resuelvan los enormes problemas que tienen en los distritos más poblados y densos de la Argentina. Por un lado se juega el futuro de Néstor Kirchner y Cristina Fernandez pero al mismo tiempo el de estos dos políticos venidos ambos del sector privado de la economía. Se viene la competencia política feroz. La Presidenta podrá tratar de disciplinar con plata a los dos futuros díscolos. La gente podrá exigir el gobierno prometido por ambos. Será, para alquilar balcones.

 b) Desde el golpe del capital

 Es que la gente no olvida que este Gobierno fue un invento de Duhalde que fue útil a un golpe del capital.  Un golpe que le interesaba devaluar para licuar deuda y bajar salarios. Un golpe que redujo tanto la participación del salario sobre la renta que garantizaba la recomposición de la tasa de ganancia y de los balances de un grupo de empresas que corría el riesgo de terminar en las manos de los acreedores tras su quiebra. Eso, y no otra cosa, pese a los paradigmas políticos que pretenden justificarla, fue la alianza de Duhalde y Alfonsín contra el Ex Presidente De la Rúa. Eso, fue la expulsión del ex Presidente Rodríguez Saa a quien le exigieron la devaluación hasta hacer rodar su cabeza. La gente no olvida que fue un grupo del peronismo junto a otro del radicalismo que derrumbó a De la Rúa para servir en realidad a una fracción nueva del capital contra la que mandaba en la epoca del Menemismo. Con Cavallo de Ministro y su apego a la convertibilidad, De La Rua no se decidía a cambiar un grupo empresario hegemonico por otro. Lo derrumbaron. Ahora la contradicción intra-empresarial debía resolverse de otra forma. No dar lugar a políticas que favorecieran al gran capital trans-nacional oligopólico sino al capital nacional subsidiado y protegido. Se congelaron las tarifas de los antiguos ganadores. Se les dio miles de millones en subsidios a los nuevos capitalistas. El resultado ha sido que menos del 3 % de la población tiene ingresos mensuales inmensos mientras el resto de la población sufre en silencio. Ahora que la gente siente que han invocado su nombre hasta el hartazgo para favorecer a pocos, exigirá que el gobierno sea para toda la población y no para los eternos empresarios buscadores de rentas públicas que desprecian y temen la competencia.

 c) La destrucción del sistema político

 Lo más importante sin embargo, no es eso, sino la destrucción creadora que ha dejado esta elección. Ha quedado patente hasta donde se ha destruído el sistema político en Argentina. El actual Presidente usó una doble estrategia para demoler la calidad institucional política. Por un lado, ahogó la estructura formal del Partido Justicialista para evitar la oposición que más temía, la del propio Peronismo. Por otro, capturó una parte del  radicalismo avergonzado de haber abandonado dos veces la presidencia, sancionado en la consideración pública por la crónica ineptitud para Gobernar y les permitió mantener ciertas cuotas de poder bajo la alineación incondicional al jefe de turno que premiaba con su billetera aumentada de superpoderes. Alfonsín, ya con su prestigio incinerado como biografía democrática ejemplar, insistiendo con su vieja criatura Duhaldista :Lavagna nada pudo hacer.

 El resultado de la billetera poderosa y la alianza con el peronismo de Alfonsín terminó de borrar las fronteras partidarias. Un peronismo asfixiado y un radicalismo vencido y sin identidad propia terminaron en apatía de la gente y lo peor la destrucción del sistema político. No es exageración.  Que la elección de la sucesión fuera monárquica fue apenas la expresión de un sistema de partidos en crisis y el incumplimiento de las normas electorales. Partidos que no debaten plataformas. Que no dan cuenta de sus afiliados, que no eligen sus autoridades y donde sus candidatos no enfrentan internas. El Congreso y la Justicia hicieron lo suyo habilitando a candidatos construidos en las trastiendas del poder.

 d) La nueva construcción

 En medio de tanta de-contrucción política surge sin embargo la creación de Elisa Carrió, que se convierte en la oposición basada en principios y que se presenta como la reserva moral del país. La votaron nada menos que casi 5 millones de personas. Algo extraordinario. Trae tranquilidad. Demoler el sistema político y licuarlo en el poder del dinero puede ser factible mientras dure la prosperidad. Mientras sigan altos los precios de las commodities y no suba la tasa de interés internacional. Cuando esos parámetros cambien sin embargo, la crisis puede encontrar a la sociedad civil sin organización política para enfrentarla civilizadamente. Por eso, es que esta experiencia electoral fue tan rica. Mostró que lejos de llevar a la sociedad hacia una mercantilización desenfrenada de la política, se ha generado ya la esperada reacción de muchos Argentinos. Una verdadera destrucción creadora. No es apenas el surgimiento del pico del Iceberg en tanta desolación, es la emergencia de una verdadera montaña gigante de esperanza y rigor ético. Demasiadas cosas para un solo día. Suerte que las vimos….

Roberto Tafani

 

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