El chico que se aisló para no sufrir

0
Compartir

Con gran dolor y consternación me llega la información sobre el caso del joven de Holmberg, quien se aisló en su precaria vivienda, sin que esa actitud llamara la atención no solo de la comunidad educativa, sino de toda la comunidad barrial. Este es un ejemplo claro y determinante en la toma de decisión de un alumno ante el sistemático, y no abordado, hostigamiento de sus pares. Es sabido a través de las investigaciones que los hostigadores pueden llegar a convertirse en adultos agresores física y psíquicamente de sus parejas, además ser probables futuros golpeadores y desencadenantes de violencias familiares.

Este no es un tema aislado, sino que toman un papel de “situaciones invisibles”, como es costumbre en esta sociedad pro-violenta, estamos perdiendo una oportunidad de asistir tanto al agredido como a los agresores para evitar el despliegue de la violencia en base del matonismo, léase futuras barras bravas, pandillas, etc,. En el caso relatado que nos compete, el agredido se aísla como una actitud defensiva para él mismo, ya que percibía la posibilidad de un descontrol de sus impulsos. Esta actitud sumamente preventiva y saludable no pudo ser percatada por los familiares, ni tampoco por la indiferencia de los educadores.
No debemos ablandarnos ni permitir que estos hostigamientos sean permanentes, tenemos que saber cuándo y cómo resolverlo de forma pacífica.
Estamos asistiendo a una problemática llamada bullying. Pero,¿Qué es el ’bullying’? “Un fenómeno de violencia interpersonal injustificada que ejerce una persona o grupo contra sus semejantes y que tiene efectos de victimización en quien lo recibe. Se trata estructuralmente de un abuso de poder entre iguales”.
Bullying (bull, toro, o sea “torear”, matonear, provocar, encarar, arremeter).
¿Todos podemos haber sido víctimas de algún tipo de ’bullying’?
La mayoría de nosotros hemos padecido esta violencia. En la memoria del 80% de la gente ha habido por lo menos un episodio, bien como protagonista, amigo, agresor o víctima.
Pero adquiere gravedad cuando la violencia interpersonal injustificada se torna prolongada, ya que puede llegar a tomar una dimensión para la persona hostigada, sumamente peligrosa. En este caso, no se produjo por su autocontrol. Pero me viene a la mente el caso de Carmen de Patagones.
Si el hostigamiento es una cosa puntual, de una o dos veces o semanas, es casi una situación episódica, incluso puede llegar a ser hasta accidental, fruto de un malentendido, las consecuencia las podríamos incluir dentro de las turbulencias propias de la convivencia entre pares. El bullying grave se prolonga y repite habitualmente durante un curso escolar, y es muy grave si va más allá de este tiempo.
Pueden tener el rol tanto víctimas como agresores, o ambos roles donde el pronostico es mas grave. La estimulación que la sociedad está haciendo a los varones para que sean “machitos” los viene fatal porque les estimula al enfrentamiento, a resistir.
Los chicos están más implicados. Las chicas empiezan a hacerlo en formas no violentas física o sexualmente, suele ser más de violencia indirecta, la exclusión social (“con esta no te juntes”), el aislamiento o la difusión de rumores. Unos son más propicios a sufrir esto que otros.
En esto los padres no son colegas o amigos de sus hijos, y tienen que ser lo mas objetivos posibles frente a estas situaciones. Son responsables de su educación, aunque muchos lo delegan todo a la escuela.
Los padres de niños o niñas con conductas violentas deben intervenir en programas de estrategias de intervención o llegado al caso de reeducación de sus hijos. Las instituciones escolares tienen que esta preparadas para brindar a los padres y a los equipos de educación todas las estrategias de intervención una vez detectada esta problemática. Es importante que los padres sepan cuales son los “sí” y los “no” para intentar lograr una modificación de estas conductas. No hay que confundirse, el comunicar estos hechos a las autoridades educativas no es “buchonear” sino colaborar.
Para terminar, los padres y educadores tendríamos que tener en cuenta a Victor Hugo, cuando dice que:“No hay malas hierbas ni hombres malos, hay malos cultivadores”.

LIC ELENA FARAH

 

 

Commentarios

commentarios

Compartir