Existe la posibilidad de un nuevo tropiezo en el sector, una de las empresas amenazara con irse. Esso se iría del país. El rumor empezó hace por lo menos dos semanas, la petrolera privada más grande del mundo, le busca comprador a su filial local Esso, que tiene en el país casi un siglo de existencia.
Esso se iría por falta de rentabilidad y seguridad jurídica, qué queda para las pymes.
Los ojos del mercado volvieron el jueves pasado a situarse, casi de manera automática, sobre la situación de Shell, cuestionada por el Gobierno, que pidió la prisión de su presidente, Juan José Aranguren, acusándolo de no cumplir con la ley de abastecimiento.
Raúl Castellano, vicepresidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines, juzgó mal la posibilidad de posibles retiros. «No nos gustaría que se fueran Shell o Esso. Sería muy malo para los consumidores. Queremos un mercado con muchos actores, ya tenemos pocos. Si se va una petrolera, sería un 25 por ciento menos de oferta. Significaría una casi nula competencia».
No se puede negar, con todo, que el negocio de los combustibles ha dejado de ser atractivo. Si evalúan irse, no sólo piensan en la coyuntura actual adversa: también han perdido confianza en el futuro».
Esso, al igual que Shell, se enfrenta hoy con el problema de que los precios del mercado interno son hasta 50% más bajos que en países de la región. Y con otro hacia adelante, si la situación no cambia: falta crudo liviano, por lo que deberán importarlo o hacer una fuerte inversión para adaptar sus refinerías al petróleo semipesado.
Fuente: Diario La Nación
Virginia Ghiglione
Fundación EGE