Desde que asomamos al mundo, nos están enseñando como se hace para sobrevivir en la vida. Apenas llegados del viaje, comenzamos a tratar de hacer valer nuestros derechos y como no sabemos hablar, lloramos. Los grandes no nos entienden y nos dan la primera clase de vida, nos engañan.
Hay veces que lloramos de hambre, dolor o calor y solamente recibimos algo falso; un chupete. No nos calma nada sino que solamente nos cierra la boca y los grandes creen que han solucionado las razones de nuestro llanto.
Luego, con el tiempo, vienen las explicaciones difíciles. Proveniente de Paris, de un zapallo, de la panza de mama, que viene el Ratón Pérez (no Fernández), Papa Noel y Reyes Magos. Y se dan diferentes versiones a un mismo tema. Pero pasa y tal vez con el tiempo nos sentimos engañados aunque perdonamos. ¿Perdonamos? ¿O le hacemos caso a Freud? No importa, hemos aprendido desde chiquitos.
Ya grandes, cuando hacemos ver nuestro punto de vista, nos ponen un chupete (mordaza) y nos cuentan cuentos de terror que son realidades después. ¿No sería factible que dejen los problemas psiquiátricos para otro momento? Es que ya somos grandes y solamente chupamos caramelos, no el dedo.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Río Cuarto