Lecciones de la política deconstruída

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La política Argentina ha dado esta semana tres lecciones.

1)La pérdida de protagonismo de los partidos políticos deja en manos de las fórmulas gobernantes la victoria en las elecciones Provinciales. Es difícil, desde el llano competir con quienes detentan el poder sin la movilización ideológica de los partidos políticos hoy en pleno proceso de licuación.. Ayer le tocó el turno a Alberto Rodríguez Saá en San Luis y a Luis Beder Herrera en La Rioja. Antes había sido turno de Brizuela del Moral en Catamarca, Jorge Sapag en Neuquen, Sergio Urribarri en Entre Ríos, José Luis Gioja en San Juan y Miguel Saiz en Río Negro. Hay dos elementos que provocan ese resultado. Por un lado la desaparición de los debates programáticos al no haber protagonismo de partidos con plataformas diferentes. Por el otro, con la macroeconomía creciendo y el gasto publico en alza, es difícil vencer a Gobiernos que aumentan sueldos antes de las elecciones. En Córdoba tendremos nuestra propia experiencia en apenas dos semanas. Dada la tendencia todo indica que las probabilidades del candidato oficialista son enormes.

2) El personalismo político no es fuente de poder sin apoyo oficialista que lo sustente. El Carisma en su Provincia del ex Presidente Menem no fue suficiente ni para alcanzar un segundo puesto. Se va de la política por la puerta chica con una derrota innecesaria y que pudo haber evitado. En Argentina, no se aprende aquello que tan bien cultivan los Americanos. Terminado el segundo mandato, los presidentes se retiran de la política y ni pueden vivir siquiera donde se ejerce el poder del mandatario de turno. Aquí insistimos con el regreso de los muertos vivos.

3) Agotado el personalismo ser oficialista no alcanza. En Santa Cruz el actual Presidente administró la Provincia centralizadamente durante lustros. Todo pasaba por sus manos. Cuando se fue de la Provincia siguió administrándola por teléfono. Hoy el oficialismo Nacional no garantiza gobernabilidad en situaciones de Crisis. La prepotencia oral se transformó esta vez en una agresión física. Nuevamente por parte de un allegado cercano a la Pareja Presidencial que no pasa semana alguna sin ser salpicada por la corrupción o la violencia de quienes forman parte de su elenco colaborador.

En resumen, los partidos políticos licuados fueron reemplazados por el personalismo. El personalismo sin plata ni poder que lo sustente se agota solo. Ser oficialista y proponer candidatos en base a atributos personales sin embargo, es una fórmula frágil para el medio plazo. Es una estrategia que tiene patas cortas cuando se pierde la legitimidad. La ausencia de partidos políticos se paga caro. La situación es preocupante. A nivel nacional el futuro del oficialismo se basa en un personalismo magnificado pero en decadencia. En esas circunstancias ser oficialista no alcanza. El problema es simple. En el 2008 habrá un crecimiento menor. Eso impactará la recaudación justo cuando haya que conseguir 6000 millones para pagar deuda externa y en el 2009 la situación será aún peor pues se requerirán para pagar deuda externa 10.000 de dólares.

Actualmente el personalismo político oficialista lleva a tener una candidata autista. Que no habla, no explica, no propone. La oposición no existe como una fuerza orgánica identificada con una estructura que convoque. Con una plataforma unificada. Con un programa que se destaque. Todo dependerá entonces de la estrategia oficialista. ¿Qué pasará en el futuro? La realidad se impondrá sobre los deseos y las ilusiones vacías. Habrá que reinsertarse en los mercados internacionales de crédito y eso impondrá una disciplina de ortodoxia a la gestión que hará de Cristina Presidente ser el anticristo político de su esposo.

El problema entonces no será el regreso a la racionalidad económica que vendrá por convencimiento o imposición de las consecuencias del des-manejo actual. El enigma es si en una situación más ajustada, sin partidos políticos y un personalismo agotado, habrá forma de superar la incapacidad demostrada en la gestión de Santa Cruz. Dicho en otras palabras la cuestión es ¿cómo hará Cristina Presidente para cambiar el rumbo sin perder la legitimidad que la sustente? Sería mejor ahora que todavía es ganadora plena, sincerar el discurso y rodearse de gente capaz para relanzar al país en la senda del crecimiento sostenido. Está a tiempo. Solo debe entender que el personalismo no alcanza y que ser oficialista sin legitimidad como en Santa Cruz conduce al desastre. Cristina debe despegarse cuanto antes de su marido. Marcar las diferencias. Proponer un programa consistente con las restricciones objetivas que se vienen mientras aprovecha el narcisismo infantil de la oposición inexistente.

Roberto Tafani

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