El juego responsable

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A los desafíos que la cultura audiovisual le impone a nuestra juventud, se agregan otros específicos, los nuevos TICs (Tecnologías Informáticas Comunicacionales), que nos invitan a reflexionar sobre la cultura actual. Esta es una mezcla de la lectoescritura y la cultura de la imagen, teniendo esta mayor prevalencia en esta instancia histórica. La preeminencia depende de la decisión del usuario, y aquí está la gran oportunidad que tenemos los especialistas en salud mental, docentes y los adultos involucrados, cada uno desde sus distintos espacios y funciones, de desnaturalizar y repensar esa cultura mediática como aprendizaje válido. Los cambios en las prácticas visuales desafían las bases del desarrollo de los aprendizajes educativos y del desarrollo biopsicológico, o sea de nuestro cerebro y nuestra forma de pensar, sentir y actuar.

 
Para entender mas al joven y su relación con las nuevas tecnologías, y a los adultos con los nuevos juegos (slots), debemos introducirnos al concepto de la cultura en este novísimo siglo XXI, que es la cultura del mirar, de la conexión de la inmediatez, del fluir imágenes breves. La experiencia de ser espectadores de televisión, de cine, de las TICs, de las pantallas de la PC, de los slots, etc. Esa experiencia de recibir una catarata de imágenes mediatizadas no son neutras, llevan mensajes que van a ser valorados afectivamente por el sujeto, de acuerdo a su historicidad personal emocional y a la jerarquización de sus valores.
Es la experiencia de la conexión con las tecnologías, que requieren más operaciones conectivas que interpretativas, pues eluden la reflexión y el pensamiento. No sólo es la experiencia del que mira algo, sino aquel cuya vía de conexión al flujo de la información son los sentidos (sobre todo el visual y auditivo). O sea utilizamos la sensaciones, que si no pasan por el cerebro desarrollado (la corteza cerebral) no tienen connotación intelectual ni discriminatoria, y quizás queden en la memoria como un aprendizaje a través de sensibilización por sobre estimulación que bien manejan los publicitarios.
 Por otro lado, el complejo que llamamos video-clip y los juegos en red, es una forma de sobreestimulación basada en una efectista fragmentación. Desde ésta perspectiva incluimos tanto el joven en formación como al adulto mayor con los tragamonedas (slots), poseedor de un tiempo libre al que hay que mostrarle que existe una calidad de tiempo que enriquece su persona, y que es la construcción de un nuevo tiempo de ocio. Actualmente podemos hablar de una civilización del ocio, no solo en función del aumento del tiempo libre, sino desde otros planteamientos mas profundos. No es que el ocio venga a sustituir al trabajo, de hecho del desarrollo del ocio está trayendo trabajo (turismo, viajes, hoteles, tours, etc), sino que viene a ocupar un puesto que había perdido, o si se quiere, que solo ocupaba en las clases pudientes. Sin perder su importancia, lo que sí ha perdido el trabajo es su carácter de exclusividad. Ya no somos solo la profesión que ejercemos; para mucha gente el motivo de identificación, auto desarrollo y autorrealización es el ocio. Porque mientras que el trabajo ha ido evolucionando hacia un recorte progresivo del campo de libertad, el ocio ha ido abriendo paso a situaciones, recursos y posibilidades insospechadas. Independientemente del aumento del tiempo libre, el ocio es un valor emergente en esta sociedad postmoderna.
El siglo XXI pareciera ser un símbolo de las inteligencias artificiales, pero debe serlo sobre todo de la inteligencia humana; la mayor expresión de un conocimiento adecuado, coherente y ético se sustenta sobre la libertad, equidad y humanismo; y es que la persona debe comenzar por conocerse a sí misma, luego tiene la responsabilidad de conocer su entorno y finalmente conocer lo demás. Este “demás” es, para nosotros en la actualidad, indispensable para el buen uso de la nuevas tecnologías y la utilización del tiempo libre.
Lo que estoy queriendo indicar es que en esta nuevas instancias históricas, representadas por un modelo prevalente de libertades absolutas (el relativismo es un ejemplo) es necesario construir un modelo de libertad responsable, en el cual esté incluido también, en los entretenimientos tecnológicos, tomando una actitud ante ellos de juego responsable.
“Sino sería como lanzarse a aguas profundas sin instrucciones previas, o sea sin conocimiento de cómo nadar, probablemente no nos ahoguemos, pero chapotearemos y gastaremos energías sin posibilidades de dirigir nuestras acciones de llegar a algún lado”

DR EDUARDO MEDINA BISIACH

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