Degradación virtual y la realidad de ser mujer

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El contraste no pudo ser mayor. El domingo el baile del caño fue reemplazado por la danza en silla de ruedas. Mientras Moria Casan insiste en que las mujeres que acuden al programa de Tinelli saquen “su perra” de adentro, Gabriela Michetti lucha y engrandece el papel de la mujer en la sociedad obteniendo miles de votos en la elección porteña.

 
 La Biblia y el Calefón. La cosificación y animalización de la mujer al lado de la lucha por la solución práctica de problemas colectivos que aquejan a millones de personas.
 
 Sin duda muchos disfrutan de la degradación que los medios hacen de la mujer. La convierten en instrumento de un negocio millonario. El rating se dispara. Ayer en el circo romano donde la muerte y la violencia hacían el deleite de la plebe dominada. Hoy con la erotización del metal y la reducción de la relación de pareja al mero sexo. ¿Que es lo que refleja todo esto? ¿Cómo conciliar el diseño virtual de la mujer objeto con la realidad de la  candidata a ser Vice Alcalde? ¿Cómo conciliar esto de medios, rating y sexo por un lado y la cultura del trabajo altruista y los valores por el otro?

 En primer lugar hay que destacar la fortaleza que tiene la mujer Argentina. El gráfico siguiente muestra su espíritu de lucha medida en la convicción de hacer valer sus derechos. Casi un 70 % afirma que lo consigue siempre o casi siempre. No hay ahí una imagen de debilidad. Eso es doblemente importante cuando la misma encuesta en relación a los pobres sugiere que la enorme mayoría de ellos afirma que no logra hacer valer sus derechos nunca o casi nunca.

Esta confianza se basa en una realidad. Hoy la mujer en Argentina junto con Brasil y Uruguay se encuentran a la  cabeza en términos de su participación laboral. Sin embargo las diferencias entre los países son menores

 

Cuando enfocamos el fenómeno Michetti sin embargo, la cuestión es diferente. Lo que más impresiona, es el vertiginoso crecimiento en la esfera de la política y el quehacer público.

 

Una vez que el marco legal fue apropiado, las mujeres ocuparon su espacio sin parar. Aquí Argentina supera en forma enorme a los restantes países latinoamericanos, y la tendencia no deja de crecer.

Todo dicho. Los medios van por un lado y la realidad por el otro. Los medios, el rating y el dinero reducen la mujer a las formas de la carne. En la diaria, sin embargo, la mujer aparece como un ciclón arrasador. ¿Cómo explicar tanta éxito por imágenes fetichistas, sobreactuación erótica y el culto al cuerpo de las prótesis?. Tal vez la respuesta la tenga Erich Fromm cuando afirma que se ha propagado la la incapacidad de amar de muchos.  Hemos olvidado que amar es un arte que requiere la superación del narcisismo. Que lo opuesto al narcisismo es la objetividad. La capacidad de ver a la gente y las cosas como son. 

            En la sociedad actual los hombres y mujeres propuestos para la admiración y la emulación son cualquier cosa menos modelos de espiritualidad significativa.  Son lo que le dan al hombre una sensación de satisfacción substitutiva.  Las estrellas que bailan junto al caño. Del otro lado está la realidad. Aquellos que saben que el arte de amar requiere disciplina, concentración, paciencia y la preocupación suprema por el dominio del arte. Amar es empatía, son detalles, es la larga odisea de construir de a dos un puente a la separatidad de la existencia humana que atormenta. Tal vez se haya olvidado que el amor no es el resultado de la satisfacción sexual adecuada, sino por el contrario que la felicidad sexual es el resultado del amor.  Por fortuna en el medio del Titanic cultural del caño aparecen las Gabrielas Michetti de la esperanza.

 

Roberto Tafani

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