Una actitud crítica es la salida

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Nuestros bloggers especialistas en educación vuelven a remarcar la necesidad de una actitud crítica tanto en la enseñanza como el aprendizaje.

Cuando nos decidimos a ejercer la tarea docente de formadores de formadores, dictando diversos cursos de actualización en Río Cuarto y la región, nos topamos con sociedades que deambulan entre turbulencias emocionales, que van desde la cultura hedonista hasta la cultura de la mediocridad que con una visión local incorpora lo acotado de la misma cotidianidad en que están inmersos. Las dos son nocivas para un desarrollo humano armónico en la interacción hombre-contexto, no solo en la época actual, sino para los tiempos mas complejizados aún por venir. Ante esta anticipación ¿qué serían esos seres si transitan por la senda de la inmediatez placentera?. Es la satisfacción inmediata, mínimo esfuerzo. El que tiene al hedonismo como eje de su vida, eligiendo la ley del menor esfuerzo para realizar un “cortocircuito” de placer fácil, de encontrar gozo sin necesidad de ir a buscarlo, “porque toda novedad llega al decir de Paul Virilio, sin necesidad de buscarla, solo resta esperar”. No mucho, eso lo saben los mercaderes del marcketing comercial, pues los jóvenes están perdiendo esa capacidad de espera, esa paciencia y goce de lo mediato. Claro, el resultado es un déficit de la capacidad de frustración, no jerarquizada y por lo tanto sin entrenamiento como habilidad social básica. No todo en este mundo es inmediatez y alegría. No todo lo que llega es beneficioso. La habilidad social de la espera está presente en innumerables situaciones sociales, es una asignatura pendiente tanto en el ámbito familiar como en el laboral y educativo. Tenemos que hacernos cargo, y proponernos una reparación.
No seremos nosotros los adultos, con nuestros valores y creencias, los que “acostumbramos” a  jóvenes a buscar esos placeres inmediatos con nuestras actitudes muchas veces distorsionadas, bien-estar, bien- tener mas que bien- ser. En muchísimas  ocasiones nos interesa más el parecer que el ser.
Actitudes como beber de mas alcohol, hipervalorar lo estético, proceder a un consumo desmedido, transgresiones a leyes del convivir diario, no poner límites a los excesos, a transmitir lo que pienso no coincidente con lo que hago; seguiría con una lista inacabable de actitudes ambivalentes que nos muestran como somos delante de nuestros jóvenes, como nos ven nuestros hijos y alumnos; que aún inmersos en otros modelos culturales globales, nos catalogan de hipócritas.
¿Qué capacidad de discriminación entre lo dañino o provechoso tiene este joven ante el bombardeo de ofertas dentro de la cultura mencionada?
 Si seguimos en la tesitura de que es el marcketing lo lleva a ese estado, si seguimos pensando que es la sociedad (nombre dado a un conjunto de personas con reglas de convivencia) la culpable, si seguimos esperando las promesas oficiales de prevención, si continuamente decimos que es la familia y la educación donde hay que poner el énfasis, si seguimos…si seguimos…declamando y no accionando, los depredadores de nuestra juventud agradecidos, les brindamos el espacio que necesitan para obrar en consecuencia. Ellos bien saben que estrategias de comportamiento conducen al placer.
De una vez por todas tenemos que sincerarnos que estamos en una sociedad hipócrita y que nosotros la alimentamos para que siga en esa dirección. Si esa toma de conciencia la incorporamos, y señalamos que depende de nosotros enderezar esa dirección distorsionada, recién entonces podemos comenzar a trabajar para darles a esos jóvenes espacios de debates que sirvan para discriminar todo tipo de ofertas, de sensaciones y percepciones seudo placenteras (por lo efímera) que no dejan lugar a la reflexión y a la intelectualidad.
Les recuerdo que estas dos condiciones, intelectualidad y reflexión, junto con el lenguaje y el autoconocimiento, son las que nos distinguen de los animales.
Como a la sociedad no la podemos cambiar inmediatamente (sino nos pondríamos en el mismo caso de los jóvenes), comencemos a asumir actitudes críticas y no ser acríticos de todo lo que se nos ofrece. La actitud crítica es para nosotros la mejor salida.
“Un hilo no se convierte en una joya porque pase a través de una serie de perlas. No pude aprender, y menos aún enseñar, hasta que tomé conciencia de que un páramo no deviene fértil sólo porque se haya enterrado en él un tesoro” (Qalindoz) .

Lic. Elena M. T. Farah
elenafarah78@hotmail.com
DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Egresada de Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA)

Dr. Eduardo O. Medina Bisiach                           
eomedinab@hotmail.com
DNI 7.976.139
Psiquiatra Universitario (UBA) Matrícula Especialista Nº 11375
Master Internacional en Adicciones (USAL y Deusto- España)

27/06/06

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