Cuando se tiene dinero, se puede comprar todo. Cosas materiales como inmateriales. Desde un auto importado de Alemania equivalente a miles kilos de carne de novillo o toneladas de soja a una conciencia que vale según la cotice quien la ofrece. Antes se vendía el alma al diablo y según decían se obtenían las cosas que se pedían. Claro que eso se pagaba como la tarjeta, allá a lo lejos y a ver.
Hoy lo que esta en oferta son cosas materiales como ser sentencias judiciales, conceptos y criterios. La moral esta en el libre mercado y a precios irrisorios. Por un puñado de monedas se obtiene un perdón. La palabra se entrega sin problemas y se cambia a voluntad. Casi que por unas poquitisimas monedas, se tergiversa.
Los jubilados son engañados alevosamente y como casi todos son de la vieja escuela, creen en la palabra. Pero pasan a ser crédulos. Que les daremos el 82% y hasta el 100% les prometen y hasta se lo juran por la madre e hijos. Pero pasadas las elecciones, les sobreviene la amnesia.
Miles de crímenes han quedado en la impunidad. Aquí en el pueblo que quiere ser ciudad, una mujer fue asesinada. Se habló, se calumnió y hasta se «perejilió» Hoy se distrae la atención del público y de la justicia averiguando si los policías venidos de la capi, pagaron la factura del hospedaje y si comieron en un restaurante o carrito. Mientras tanto el asesino, piola. Tal vez con dinero suficiente para comprar fiscales, abogados, testigos y lo que sea para no ir «en cana» Pero asesinó y debe vestir a rayas verticales y no horizontales.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Rio Cuarto
02/05/07