Obediencia y ceguera

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¿Hasta qué límites puede llegar la obediencia?, ¿puede llegar a la ceguera total?. La Lic Beatriz Tenaglia, sicóloga, plantea con fundamentos históricos las consecuencias de que la obediencia se transforme en ceguera.

 
Desde los comienzos de la humanidad, el hombre necesitó creer en un “Ser Supremo”: Llámense astros, dioses, Dios, Jehová, Alá, Buda, naturaleza o sí mismo. Existe una necesidad humana inherente que psicológicamente es inevitable, para explicar lo que no entiende, como apoyo ante su debilidad y a quien temer para contenerse. Luego, a través de los tiempos, los líderes, las costumbres y necesidades han ido dándoles diversos matices, énfasis y modalidades.La manera de expresar esa fe es a través del amor, así surge “La ofrenda”: Desde el sacrificio de su hijo que ofrece Abraham a Dios, la vida de las vestales a sus dioses, el honor de los islámicos de convertirse en mártires siendo hombres suicidas, hasta las flores, velas o promesas. Así ha sido siempre, ofrecer algo o alguien, dar o darse, queda luego la forma cultural o religiosa sobre el qué y el modo sin que esto cambie el sentido profundo. Se sabe por los historiadores que no siempre los sacrificados en ofrenda lo hicieron íntimamente convencidos, muchas veces fueron obligados y tantas otras confundidos por los jefes, más aún cuando se les prometían beneficios espirituales, familiares y reconocimientos divinos. En la actualidad se siguen repitiendo estos hechos a los que el mundo observa con desconcierto, crítica, horror, temor o acuerdo. Los líderes actúan como hipnotizadores de las comunidades, haciendo uso de un poder misterioso que anula las voluntades individuales, provoca la domesticación social, los convierte en rebaños, que dóciles a sus fines, creen en infinitas ventajas a pesar de  que éstas no siempre persiguen nobles fines sino beneficios personales para el líder inductor. A pesar de la necesidad del hombre de creer en algo supremo, obedecer al jefe, La ley, su religión o su país jamás debe olvidarse que el ser es siempre LIBRE. Aún entre rejas, en la esclavitud o el sometimiento puede pensar y aunque pretendan confundirlo con promesas o amenazas, el pensamiento sólo es obediente y esclavo de sí mismo.¿Qué está sucediendo entonces?, ¿Por qué la gente no lee, estudia, compara, escucha y razona?, ¿Por qué no hace uso de una de las facultades más preciadas que es la libertad interior?, Por qué es obediente y obsecuente? Si bien se ha expresado la necesidad ancestral de creer en algo supremo y la de alinearse tras un líder, esto no debe hacerlo con la ceguera que caracteriza estos tiempos. Ya hay demasiados ejemplos en la historia de las grande tragedias sufridas por la ciega obediencia. Ha habido demasiadas muertes en la humanidad por conquistar territorios, defender estados, obtener sometimiento, imponer ideales religiosos, económicos y políticos.
El Supremo, creador de vida, no propone la destrucción, en tanto que los hombres así como tienen el instinto de vida también tienen el de muerte. Además los valores éticos y morales fundamentales han sido, son y serán siempre los mismos en su esencia, aunque éstos  se practiquen de manera diferente, se los llame de otra forma o se los esgrima para distintos fines. En todo caso, es el hombre, el ojo controlador, el regente que domina al grupo el que marca diferencias aparentes, el que persigue determinados objetivos, el que ofrece consecuentes premios y castigos.Se vive en un contexto mundial preocupante y conflictivo, que está tan lejos y tan cerca porque el terrorismo está diseminado en todo el mundo. Ya no se trata de la bala, la bomba o el misil… La guerra química es posible y también el terrorismo económico, religioso y político. En este marco, ¿No es hora de que se deje de lado la obediente ceguera y se actúe con la libertad natural del hombre? ¿No es tiempo de que los líderes dejen de criticar con demagogia para ofrecer cambios imposibles? Tal vez todavía haya muchos que prefieran la cómoda dependencia del líder, el egoísta beneficio personal o simplemente la mediocridad de no comprometerse…
El proceso psicológico de maduración del hombre da como principal consecuencia la responsabilidad. ¡Es hora de ejercerla!.

Beatriz Carolina Tenaglia.
Lic. en psicología
beatenaglia@yahoo.com.ar

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