¿No estará en la realidad la pedagogía?

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Nuestra blogger invitada la Lic Elena Farah plantea la visión de que el ser humano es un ser de aprendizaje permanente, por lo cual todo lo que acontece tanto en su historia personal como en la social es pedagógico en mayor o menor grado.

Hay dos posturas que llevan a la reflexión en materia educativa, y que teóricos de la misma le dedicaron gran parte de su tiempo. Una es diferenciar el fenómeno educativo y el hecho pedagógico; y otra es que en la escuela se recibe información, y que la verdadera educación se recibe de la experiencia del hogar y de los entornos sociales. Para nosotros, lo importante es que el ser humano es un ser de aprendizaje permanente, por lo cual todo lo que acontece tanto en su historia personal como en la social es pedagógico en mayor o menor grado. Coherente con lo que declamamos permanentemente, “una escuela abierta al mundo y que el mundo debe ser la escuela”, este pensamiento debe hacer reflexionar al docente de la importancia de incorporar la vida del estudiante como proceso de aprendizaje. Pero también los padres y madres deben asumir su rol de educadores per se, solamente estableciendo una continuidad y armonía con el quehacer educativo, por ejemplo en la jerarquización de valores, y como mayor aporte en lo que no- se- debe- ser en la negatividad de la realidad. Esta negatividad social, no tiene que tomarse como antipedagógico, sino que debe servir de referente como contraste si realmente se quiere transformar la realidad actual. Las problemáticas socioculturales actuales como la violencia, corrupción, el mal uso de las nuevas tecnologías (Internet, TV, celulares), delincuencia, etc. no lograremos nada con ocultarlos o evadir su realidad actual. Deben ser usados como antivalores y utilizarse como recurso pedagógico e ingresar curricularmente en el aula y ser agendado en el medio familiar. La globalidad ha trastocado valores y creencias, el hipereconomicismo ha agudizado la exclusión y la pobreza, asociada a la falta de respecto a lo convencional y el desorden va en incremento con la generación de más violencia traducida en lo cotidiano de la páginas policiales. Hay una anomia evidente, considerada esta como una falta de recursos que la sociedad debería proveer a los jóvenes para colmar sus expectativas sociales. ¿Cómo podríamos revertir este proceso?; no comparto que esté en leyes y penalidades más coercitivas y severas, ni en aumentar el número de servicios represivos, ni tampoco en  apostar a gestiones dictatoriales con mayor represión y disciplinamiento. Para nosotros, la solución se debe buscar en acciones humanistas, porqué éstas, analógicamente, deberían generar  una sociedad más racional y humana; y es aquí donde nosotros los educadores, y por lo tanto la faz educativa debe jugar un rol crucial porque es la posibilidad esencial para una sociedad éticamente mejor. Seamos concientes que la vida enseña, ya que las circunstancias más sencillas del quehacer diario suman o restan en el eje educativo  infantil. Por lo tanto, apostemos a que todo es pedagógico, por el solo hecho de existir como recurso fundamental, las acciones humanas son espléndidas…; luego, en nuestra función docente, integremos al aula toda problemática política, social, económica y cultural, para educar un sentido crítico al alumno, para que desarrolle capacidades de juzgarla, escudriñándola racionalmente y hasta puede llegar a investigar soluciones hipotéticas para una sociedad mejor. Hay que tener en cuenta, como afirma un educador centroamericano que:
 “Cuatro horas de trabajo en una escuela se liquidan en un minuto de insultos, o en diez segundos mientras tiramos basura en la calle o nos pasamos un semáforo en rojo; también, cuando nos defrauda el modelo de maestro se desmoronan lo valores. La pedagogía de la realidad, supone caer en la cuenta de la realidad de la pedagogía…”                     
 Lic. Elena M. T. Farah
 elenafarah78@hotmail.com
 DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA)
Registro Minist. Educación de la Nación Nº 2184          

09/05/06

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