Mi hijo no duerme

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Los niños que tienen problemas con el sueño son un frecuente motivo de consulta  para el pediatra. Es muy común escuchar en el consultorio quejas como éstas:
• Juan solamente se duerme en brazos y cuando lo paso a su cuna se despierta.
• Lucía duerme desde que nació en la cama grande.
• Valentín se despierta muchas veces durante la noche y tengo que ir a atenderlo y darle una mamadera para que se vuelva a dormir.

La consecuencia es que los padres no pueden descansar, y amanecen agotados. Su carácter se vuelve irritable por falta de sueño, y su rendimiento en el trabajo se resiente.
Por otra parte, los niños tampoco descansan como deben, y la cantidad de horas de sueño y la calidad del descanso no son las adecuadas.
Los especialistas en sueño infantil calculan que casi un 40% de los niños experimenta algún trastorno del sueño durante su primera infancia.
Por otra parte, a los pediatras que llevamos ya algunos años en la profesión nos parece que hace unos años la única queja que escuchábamos era “mi hijo no come”. Ahora, la seguimos escuchando, pero cada vez hay más “mi hijo no duerme”.
Las caracteristicas del sueño infantil son diferentes de las del adulto: existen dos etapas bien diferenciadas durante el sueño: el sueño REM (de movimientos oculares rapidos), y el sueño no REM (sin movimientos oculares rápidos).  Durante toda la noche se suceden ciclos de una y otra modalidad de sueño. El sueño REM es un sueño más activo, el niño se ve inquieto, los ojos se mueven bajo los párpados. En esta etapa el cerebro está activo, es el periodo de los sueños, y en los niños pequeños facilita un mayor crecimiento cerebral. El sueño no REM es el sueño profundo, el bebé está tranquilo,  el organismo descansa, la energia se restaura.
Ambas etapas tienen la misma duracion en los bebés pequeños, contrariamente a los adultos, que presentan un porcentaje reducido de sueño REM.
Por lo tanto, es normal que un bebé esté inquieto y se mueva mientras duerme: se encuentra en su etapa de sueño REM.
Básicamente la capacidad de conciliar el sueño y dormir toda la noche es una capacidad que se aprende. La gran mayoría de trastornos del sueño obedecen a hábitos incorrectos. Probablemente ha aumentado el número de problemas para dormir en los niños por cambios de hábitos familiares en nuestra sociedad: ritmo de vida acelerado, falta de rutinas que se cumplan, padres que consideran que no se deben poner límites a los niños tan pequeños, o desorden general en la vida familiar.
Para todos los niños pequeños, la hora de acostarse es la hora de la separación. Algunos niños hacen todo lo posible por evitar esa separación. Sin embargo, para ayudar a minimizar estos tipos comunes de problemas al dormir, los padres deben establecer rutinas consistentes y regular la hora de acostarse y las rutinas de dormir para los niños. Los padres ven que el bebé se duerme si lo mecen o si recibe alimento. Sin embargo, a medida que crece, los padres deben alentarlo para que se duerma sin mecerlo y sin alimentarlo. Si no, al niño le va a dar mucho trabajo poder dormirse solo.
Las sugerencias son diferentes para niños de diferentes edades. Nos limitaremos aquí a hablar de la formación correcta de hábitos para dormir en niños más pequeños, porque consideramos que éstos sientan la base para lograr un buen dormir para toda la infancia (y probablemente para toda la vida).
Es conveniente comentar estos problemas con el pediatra, que podrá orientar y ayudar a retomar hábitos saludables.

Sugerencias para un buen dormir en niños pequeños:
• En los bebés recién nacidos, descubra cuál es el momento en que están soñolientos
• Coloque al bebé en la cuna ese momento, no cuando esté ya dormido.
• Los bebés deben dormir de espaldas, sin almohadas, y el colchón no debe ser demasiado blando. Las mantas no deben cubrir su cabeza.
• Respete estrictamente los horarios de sueño, llevando al bebé a dormir a la misma hora
• La hora anterior a dormir debe ser una hora tranquila y agradable,  sin muchas excitaciones: leer un cuento, cantar suavemente. Nada de juegos, o televisión.
• El bebé debe dormir en su propio cuarto desde los 6 meses aproximadamente (puede ser aún antes). El lugar de dormir debe ser agradable y tener elementos que al bebé le gustan.
• No acuda inmediatamente cuando el bebé se despierte, solo debe vigilar que esté bien.
• Los bebés que acostumbran a dormirse solos, si se despiertan por la noche probablemente puedan calmarse sin ayuda, o con poca ayuda, de sus padres.

 Ingrid Waisman.
 Médica pediatra

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