Siempre el municipio se nutre de los fondos provenientes de los vecinos. Ahí se estrujan el cerebro pensando que forma sacarle más para redistribuirlo y cubrir los sueldos de los empleados. Estos, cada vez más abundantes, exigen mejoras salariales y otras ventajas. Los que pagan son los vecinos. Estos ya tienen los bolsillos vacíos, pero algunos ocultan en lugares secretos.
Hoy se ha encontrado un filón a ser explotado. Y comenzamos a patalear, como es lógico. Veamos.
Un día una persona se hace una tapera en el medio de la nada. Con los años, la ciudad crece y se avanza sobre esa zona y la tapera queda dentro del radio céntrico. Entonces los cráneos suponen que esa persona tiene mucho dinero y le aplican un impuestazo municipal. El «tapero» pagó por el pavimento, por el gas, por el agua, por los colectores y por toda la infraestructura que beneficia a todos.
Entonces esa tapera dicen que vale millones y el Estado, como siempre se cuelga y saca conclusiones equivocadas. Se sugiere.
Aquella persona que tiene una casa única y no es mansión, que pague lo mínimo. Pero aquella otra que tiene varias propiedades y las alquila, que pague impuestos a valores del precio de la propiedad a tasación real. Si va a lucrar que comparta con la municipalidad sus rentas.
Sería más equitativo y no hacer las cosas al voleo. Hagamos siembra de precisión.
Atentamente
Juan R Bell
El Ciudadano
29/09/06