Los nuevos inmigrantes de la violencia

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Estudios científicos publicados prueban que al menos un 6 % de la población escolar no universitaria tiene o ya tenido manifestaciones de conducta violenta; o sea, que en un Centro de 300 alumnos ya habría 20.
Soy consciente de la prudencia exigida a quien intervenga como apoyo, a fin de salvaguardar el derecho a la privacidad y a la presunta inocencia que ampara a los escolares y a sus familias. Los hechos violentos son situaciones lamentabilísimas y muy difícil de ocultar su conducta anómala, porque se manifiestan ostensiblemente.

Las administraciones escolares, los inspectores escolares, y los centros educativos han de ser estrictamente cautos para guardar en secreto cuanto aún sea ocultable y recurrir a estrategias que lo favorezcan. No se trata de estigmatizar a nadie, sino de ayudarle.
En el ámbito escolar las situaciones que implican comportamiento de violencia adquieren distintas direcciones: de arriba hacia abajo, es decir desde los docentes a los alumnos, una aptitud justificada y legitimada en nombre de la autoridad; desde abajo hacia arriba, en donde son los alumnos los que se oponen a sus docentes, enfrentándose a éstos tanto desde la agresión verbal como a través de la agresión física. También existe una violencia horizontal que se presenta entre los mismos alumnos, que lo vemos en los maltratos entre pares (bullying).
 Podemos como conclusión de este fenómeno decir lo siguiente:         
           1-El“patio” es un espacio importante, es una prueba que nos adentramos a otra de las caras ocultas que tiene la escuela, que tiene su correspondencia con lo que ocurre en la sociedad, tanto a nivel macro como espacios microsociales de relación social y socialización. 
 2- Se trata de tener el conocimiento profundo sobre el tema, pero no debe plantearse desde una perspectiva de alarmismo y de sensacionalismo social. Cada centro educativo buscará la soluciones específicas que integren al conjunto de la población escolar dentro de las características de la prudencia, el anonimato, la discreción  y la eficacia. Se trata de conocer para actuar y actuar para conocer. Es un ida y vuelta.
          3- Pensando en la resolución, debe huirse de un enfoque represivo. Esto traería una intensificación del ocultamiento del mismo, y un impacto negativo en el desarrollo social y emocional de los alumnos. Se debe pensar su resolución, abordándola dentro de una óptica preventiva y educativa, con un planteamiento positivo de los programas a aplicar.
Opino son los canales utilizados por pandillas extrainstitucionales para interactuar fuera y dentro del aula, ampliando así sus espacios topográficos de dominio.
 4- Es necesario una actualización y formación de maestros, pedagogos y educadores sociales. La introducción en la curricula de los planes de estudios de este tipo contenidos, son fundamentales si se pretende solucionar de raíz esta problemática.
          5- Comenzar el problema de los maltratos entre pares (bullying) en los contextos de educación no formal. No perdamos de vista que esta problemática se encuentra dentro del contexto de los centros de ocio infantil y juvenil, dentro de los torbellinos emocionales delos nuevos ordenes familiares y contextuales y habita la inequidad y la falta de políticas efectivas que intenten llenar los vacios de afecto y proyectos.

LIC. ELENA M T FARAH

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