La docencia un espacio creador

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Una apuesta al espacio creador de la tarea docente es esta reflexión de los especialistas Farah y Medina Bisiach.

Las experiencias vitales son las que impregnan nuestra cotidianidad. Depende de nosotros, solamente de nosotros, la connotación que le asignemos. ¿Y cual es en general esa asignación? Y… si intentamos averiguar, veremos que la mayoría de las personas han tomado decisiones que marcan una tendencia hacia la connotación negativa. ¿Sino porqué pululan tantos síntomas y enfermedades con clara causa psicológica, como bien sabemos los profesionales?, lo que es peor, sin conciencia de su relación con el origen del padecimiento. Parece tan simple, quizás lo sea, pues la esencia de la vida es tal como lo muestra la naturaleza, lo que lo complejiza es el hombre en el diario convivir. A esa complejidad, la mayoría de los hombres le opone un “dejar pasar” (dejeu vois), así pone el cuerpo (excluyendo el pensar) silenciosamente para los mayores ofensas a su dignidad, por el solo hecho de trabajar, como es viajar como animales, trabajar sin descanso en lugares inadecuados, a veces verdaderos esclavos. Como también los oídos y la vista forman parte de ese cuerpo, así también acepta lo que llega a su hogar y le llueve una cantidad de noticias verbales e imágenes visuales negativas, cargadas de violencia, hechos delictivos, accidentes, etc. La cultura de la negatividad. Lo da el hecho que, en esta ciudad, el portavoz social es el jefe de policía o el de bomberos “informando” la minuciosidad de los hechos acaecidos a su estilo, con sus competencias como constará en los informes,.
Nosotros, los especialistas en Salud Mental y en Educación, tenemos la obligación de comunicarnos con la sociedad de otro modo, para “blanquear” otros hechos opuestos a los relatados y que todos sabemos que existen, pero ignoramos que existen instrumentos sociales válidos para exponerlos. Me estoy refiriendo a que también al lado de esa cultura de la negatividad, hay en todos nosotros un “currículo oculto positivo”, un lado iluminado que se opone al lado oscuro de los acontecimientos. Un sinnúmero de personas que diariamente están creando, construyendo, pero que sus logros quedan limitados a su microambiente laboral o familiar, sin trascender socialmente aunque solo sea para dar un mensaje  que no todo es muerte y violencia, que existen personas para una cultura de la pro-positividad, que su labor es establecer vínculos creativos con la comunidad, que logran enriquecerse y enriquecer a su prójimo con su labor. Ellos ponen el cuerpo para inclinarse hacia la salud, en la dupla inestable de la balanza salud-enfermedad.
Nosotros a través de nuestra labor de relaciones humanas, a través de dictar cursos de actualización a docentes nos encontramos, no sorprendentemente, con trabajos personales y mancomunados con familias y comunidad, que sí despertó una sensación de perplejidad por un lado y de falta de reconocimiento social por el otro, al no trascender los límites de su ámbito laboral (experiencias vivenciales entre otros con docentes de colegios Menéndez Pidal de Río Cuarto y Guido Spano de V. Mackenna)
¿Qué pasaría si estos docentes tuvieran el mismo espacio y tiempo que los otros “voceros sociales”? Seguro que en primer lugar habría un impacto social afectivo de reconocimiento, para seguramente luego dar lugar a la emulación en los distintos espacios similares. Allí sí, creemos nosotros, se estaría desplazando la cultura de la negatividad por un espacio de la creatividad y esperanza. ¿No les parece a Uds, queridos lectores, que todos tenemos una capacidad innata, casi imperceptible de “currículo oculto positivo” y que por creer no tener elementos sociales no lo damos a trascender?.
El fin de esta entrega está en promover una mayor trascendencia a las labores cotidianas ocultas positivas, fruto de trabajos diarios con pasión, convicción y vínculos afectivos hacia quienes van dirigidas esas acciones. Esto no es exigir nada extra, solo falta pulirlo. Porque, ¿que es en última instancia la salud mental sino promover un mayor autoconocimiento, una vinculación afectiva con la comunidad y un proyecto de vida?. ¿No sería una buena estrategia para desplazar hacia la salud divulgar esos comportamientos sociales cargados de positividad? En esos espacios poner el cuerpo, los oídos y la vista ya no estarían a merced de agentes dañinos, sino como agentes de salud mental y física al darle un sentido a nuestra cotidianidad. Debemos accionar activamente sobre nuestro destino como personas. Si nos dejamos estar pasivamente, siempre hay otros que ocupan los espacios sociales, con otros intereses.
Creo que debe haber un viraje de ciento ochenta grados en nuestra concepción de la vida cotidiana y oscurecida por lo coyuntural, buscando una luz con proyección hacia nosotros mismos y hacia quienes nos vinculamos. Para ello es fundamental y necesario que “aunque hayas asistido en silencio a asambleas de sabios (pensadores), habrás obtenido más potencialidad de la que jamás podrías imaginar con el pensamiento ordinario” (M.Azim)

 

Lic. Elena M. T. Farah
elenafarah78@hotmail.com
DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Egresada de Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA)

Dr. Eduardo O. Medina Bisiach
eomedinab@hotmail.com
DNI 7.976.139
Psiquiatra Universitario (UBA) Matrícula Especialista Nº 11375
Master Internacional en Adicciones (USAL y Deusto- España)

14/06/06

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