A lo largo de mi carrera profesional como docente, abordando temas como las complejidades sociales contemporáneas, fui pasando paulatinamente de un enfoque centrado solamente en la persona y sus requerimientos sociales y culturales, a un enfoque anticipatorio comunitario. De esta manera pude adquirir una visión mucho más profunda de la persona, al analizar los diversos contextos que me permitieron entender como eclosionan señales individuales predictivas de esa complejidad, y su deformada realidad social en que nos movemos. El saber desde los contextos nos las muestra, evitando las visiones lineales y unidireccionales de las conductas, que no acceden concebir como se retroalimentan entre sí.
Importe esto para interpretar y articular a través este comentario, desde estas visiones, dos hechos que figuran estar desligados, pero que nos demuestran la profunda ligazón que los une y nos permite entender, globalmente por ejemplo, el fracaso de todo tipo de programas preventivos y las tremendas dificultades de la reinserción social de las personas adictas.
Voy a unir dos descarríos sutilmente apartados: el cortocircuito para llegar al placer inmediato con la compra y uso de una droga vs. el cortocircuito para llegar al placer del logro con la compra y uso de un puntaje falaz y doloso de personas ávidas de puestos docentes de mayor jerarquía. No importa el camino y la forma sino el puesto.
¿Qué nos estaban y están anunciando estas conductas? Que tanto el niño como el joven han crecido y crecen con tutelas incorporadas tenuemente a la corrupción y al engaño.
¿Como responden esos jóvenes y niños?: con conductas coherentes a esos tutelajes familiares y educativos encubiertos: con violencia, adicciones, hostigamiento, trastornos de conducta, deportes extremos, delincuencia, etc..
Así es como asistimos a la producción de estilos y perfiles deteriorados de convivencia humana, delicadamente ocultos, basados en disvalores que se dirigen a prestigiar solo la tolerancia social para actos tramposos y seductores, surgiendo de ese modo un sistema social cerrado, conservador y relativista, que nos hace caer en la indiferencia social y en la crisis de los deberes hacia el prójimo.
Esta crisis de valores se asocia a la defección y abandono de la cultura de base comunitaria, que intenta eclipsar a nuestra ciudad, como base de la organización social, de gestión política y de expresión cultural.
Allí es donde surge mi deber como docente capacitadora, de intentar dinamizar las acciones positivas para proteger el desarrollo saludable de nuestra ciudad. Una sería a través de esas articulaciones para concientizar las mismas, y así intentar entender y reflexionar colectivamente como posibilidad de cambio. Para mí esa es la única y adecuada lectura que debemos realizar de estos hechos que acaecen diariamente en el devenir de la ciudad.
Esta visión contextual nos acerca a la verdad social, que nos permite un análisis más realista de los fenómenos conductuales encubiertos, para aproximarnos a una sociedad mas humanizada.
Debemos partir que todos los problemas están interconectados y se retroalimentan entre sí, lo que los hace complejos; pero no ganamos nada con el desarrollo de pensamientos reduccionistas y limitados a ver solo realidades parciales.
Por todo esto, para aprehender y ligar estas situaciones, primero debemos realizar un cambio de paradigma(modelo) en nuestra forma de percibir y de comprender la realidad. Si estamos concientes que vivimos en la incertidumbre y el riesgo, pues debemos trabajar para una sociedad de protección, amortiguando así el imaginario colectivo de una sociedad insegura pero, que sin acciones, puede tornarse peligrosa.
Así como los filósofos dicen: “que los vicios existen últimamente para avalorar y apoyar a la virtud”; Sócrates también reflexiona diciendo:“ el dolor y el placer están en estrecha alianza y, como están asociados en necesario enlace, sucesivamente se siguen y engendran el uno al otro”. Es que a través de ese des-equilibrio por lo cual se produce el movimiento creativo(nuevo equilibrio social), la comunicación y el enriquecimiento; es un aprendizaje, una libertad de alter-nativa, de “ir-se hacia la ruptura del habitual conocimiento distorsionado que nos habita”.
Lic Elena Farah
Lic en gestión educativa
13/11/06