La actualización, una posibilidad de crecer

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La apuesta a que los docentes se capaciten permanentemente como forma de crecer y adquirir herramientas de trabajo es la expresión de la especialista en educación Elena Farah y el siquiatra Medina Bisiach.

Continuando con las reflexiones de nuestro comentario anterior respecto a la docencia, nos llamó poderosamente la atención que los asistentes a los cursos de actualización y capacitación que realizamos en la región, la preocupación esté dirigida a la necesidad que las exposiciones “revelen” estrategias para abordar las temáticas en cuestión.
Lo sugestivo es que además de los docentes participantes, coinciden los cuerpos directivos de las instituciones organizadoras de los cursos. Pareciera como si fuera una “cualidad” institucionalizada. Si no se le suministra  un“como”, quedarán en situación pasiva y bloqueadas para resolver los problemas, manera de proceder a la cual se adhiere el directivo. La impresión que nos queda es que el alumno, último depositario de todo la capacitación y actualización plasmada por sus maestros o profesores, también van a sentir esa necesidad, porque al igual que el cuerpo directivo también mimetiza su conducta. Se comprende entonces las conductas “dependientes” de los alumnos consonantes con las conductas “dependientes” de sus maestros: requieren imperiosamente ser dirigidos para resolver los problemas tanto intelectuales, emocionales o vinculares. Se priva el docente mismo de la posibilidad de crecer, y por ende le privamos al alumno de un espacio de creatividad y esperanza que describí en el artículo anterior. Esto nos retrotrae a la vieja escuela francesa, en donde todo debía pasar por el supuesto experto y de allí partía el cómo, donde y qué hacer. Eso ya está superado, no porque no haya sido eficaz en su momento, sino porque en la actualidad la complejidad de los problemas desborda al mejor intencionado transportador de soluciones.
Nosotros no vamos a caer en la trampa de la vieja escuela francesa; no solo por no ser  portadores de soluciones, sino también porque nuestra convicción es que éstas emerjan de la propia esencia de los participantes, de sus vivencias y conocimientos cotidiano que surgen a partir de los vínculos intensos de la “pareja educativa” (maestro-alumnos).
Las resoluciones tienen que demostrarse a partir del propio devenir del contexto en que se desarrolla, que es la institución educativa, como un desafío practico de sus propias soluciones. ¿Ustedes tienen la presunción que los capacitadores tenemos las “recetas” curativas de problemas socioeducativos que poseen el sello propio de cada región y de cada institución con su cultura? ¿No especularon que nosotros, meros capacitadores itinerantes, presentamos solo los modelos conceptuales base  para que ustedes mismos encuentren los elementos y herramientas que vislumbren la resolución de problemas?. El tomar una posición pasiva, solo se aliviarán de la aparente situación de desorientación ante las innumerables problemáticas emergentes casi a diario en los quehaceres docentes, pero por el otro es someterse a modelos esquemáticos ajenos a ustedes mismos, y que tienen mas de política que de efectividad.
El docente, por su experiencia frente a los acontecimientos, posee las herramientas y elementos, a veces no las utiliza o las utiliza a destiempo, pero su inseguridad quizás por falta de modelos conceptuales firmes lo pone en espera de una supuesta acción más adecuada a través de capacitadores o actualizadores.
La capacitación desde la perspectiva de guía dogmática es un error que notamos enraizado en todos los estamentos educativos regionales. Y ésta actitud les priva de concientizar que las soluciones provienen de proposiciones ajustadas a cada caso y no de imposiciones generales e inespecíficas. Para ello tienen que actualizar permanentemente los conceptos básicos del convivir cotidiano escolar y sus descarríos que provocan los trastornos de conducta y de aprendizaje en sus alumnos.
Esto permitiría abrir espacios de desarrollo y crecimiento no solo intelectual sino personal en el docente, pero hay que buscarlo activamente para resurgir de la rutina y vulgaridad en que estamos inmersos en esta sociedad mediocre.
Como dice Toynbee “hay que salir, alejarse del mundanal ruido, de tanto catálogo impreso, quitarse las pieles, recuperar la virginidad de ojos y oídos, es una actitud vaciarse para que la plenitud del milagro de la existencia, al tener lugar, pueda ingresar”

Lic. Elena M. T. Farah
elenafarah78@hotmail.com
DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Egresada de Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA)

23/06/06

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