Inventos argentinos

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Recurriendo a metáforas Juan Bell ayuda a reflexionar sobre los «inventos» argentinos.

Es realmente asombroso ver los esfuerzos inventivos de los políticos argentinos. Y recorremos la historia y vemos que los chinos, haciendo pruebas descubrieron la pólvora. Nobel la dinamita y varios la bomba atómica. También nuestra mente nos trae los recuerdos en que nuestra abuela le daba «bomba» a la cocina a kerosene a fin de darle presión. Si se descuidaba y se le daba por demás, explota irremediablemente. Y asociamos ideas y la comparamos con la política económica. ¿Cuántas veces se «inventaron» los controles de precios? Varias. Los resultados siempre han sido los mismos, un desastre. Pero volvemos a insistir, total quienes los intentaron están en sus casas gozando de una suculenta jubilación. Los sacrificados son siempre los mismos, jubilados, desocupados, explotados y asalariados. Esos deben seguir «yugandola» y pagando el «pato» de las pruebas de ineficientes. Los chinos, hoy repuntando y saliendo de un régimen nefasto, ¿cómo hicieron y están haciendo? Tal vez permitiendo que el libre ejercicio del comercio haga lo que debe. Cuando chicos, nuestros padres nos contaban cuentos ya que no había televisión que nos idiotizara. Hoy ya no es necesario inventar historias de fantasmas, duendes, príncipes o princesas o caballeros armados. Nadie los cree. Aquellas aventuras de jinetes sin cabeza, fantasmas que asustaban, fueron sustituidos por cybers. Pero se ha probado que los fantasmas existen. No vayamos a Europa para ver casas embrujadas y donde las cosas se mueven solas. Tenemos varios edificios donde pululan los espíritus. Las pruebas están a la vista, pero carecemos de forma de contrarrestar esas fuerzas. Allí personajes que cambiaron el overall por el traje y corbata, se reúnen un ratito en la semana, haciendo nada, pero los expedientes se mueven de lugar y nadie los ha tocado. Y las personas mal pensadas opinan que es la «mala onda» de los empleados y los «esconden» ¡Es una infamia! Se puede asegurar que el empleado casi ni los toca, allí queda y son los fantasmas que los esconden. Ellos son los culpables, no los funcionarios. Y es el templo del miedo ya que hasta la estatua se tapa los ojos, por temor a los fantasmas. ¿Para qué ir a Europa?
Atentamente
Juan R Bell – DNI 92061605
belljuanroberto@yahoo.com.ar
Río Cuarto

31/05/06
 

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