El alcohol como retirada de la vida real

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La visión del médico siquiatra especialista en adicciones, Eduardo Medina Bisiach, sobre el alcohol  como calmante de la angustia. La bebida buscada para modificar los estados anímicos. Desliza , también, la crítica hacia esa tolerancia social al alcohol como parte del paisaje del fin de semana. Llegando a la conclusión de que los jóvenes encuentran en el descontrol de la bebida «la conducta de retiro» de la presión inmanejable.

La «retirada» como una resignada aceptación de los valores que se han perdido. Desde hace décadas diferentes hipótesis se ha investigado la relación del hombre con el alcohol, sus mitos, creencias y prácticas. Hoy, la determinación de tomar una bebida alcohólica implica para el que lo hace decidir por una sustancia que, si bien constituye un condimento para la alimentación, es una sustancia adictiva y con demostrada influencia en el psiquismo, ya sea desinhibiéndolo o actuando como calmante de la angustia. Según un estudio que voy a describir del sociólogo argentino Hugo Miguez (que recientemente visitó Río Cuarto), hasta 1980  podía reconocerse la vinculación de las bebidas alcohólicas con un patrón de consumo propio de las culturas permisivas, que admitía el disfrute regular y alimentario de esas bebidas y censuraba el exceso. O sea, se admitía que el uso de alcohol podría “embellecer la realidad y hacerla mas amable (Dejours) o promover la integridad social” (Heath,D). Sin embargo y a partir de esos años, la bebida alcohólica se aparta de esas costumbres sociales o familiares y comienza a ser utilizada en forma mas perjudicial y riesgosa. Si bien no hay una fecha exacta de ese fenómeno, los números dicen que desde el año 1980 hasta el 2000, se producen cambios significativos como que la venta de cerveza, que pasó  de 27 a 55 millones de litros de alcohol absoluto (suma de la cantidad de alcohol que cada envase tiene). En los noventa, la cerveza que vendía 200 millones de litros anuales alcanza los mil millones, y la franja de consumidores son los sectores juveniles. La norma familiar y la pauta alimenticia con el vino es desplazado por el de la cerveza. El vino pasa de un consumo regular y cotidiano en la mesa, a consumos episódicos y excesivos en la noche o en fin de semana. La bebida comienza a ser buscada para modificar un estado de ánimo, una sensación o una conducta. Sería como una búsqueda deliberada y en grupo del descontrol. Pero lo que más serio es su asociación con otras substancias legales e ilegales aún mas nocivas. En la provincia de Bs. As. en el 2003, las tasas mas altas de abuso sesituaron en los grupos que tenían entre 18 y 25 años. Sin embargo la preocupación fue que en menores de 18 años, donde la venta de alcohol es considerada como ilegal, el 67 % habían tomado bebidas alcohólicas el mes anterior al estudio. Por otro lado, en los adultos existe una tolerancia social y se acostumbran a ver el uso juvenil de alcohol como parte del paisaje de fines de semana. El abuso aumenta cuanto mas precaria es la situación social del los grupos considerados; esto tiene que ver con la anomia, tales como la inaccesibilidad  a las estructuras de poder y la falta de participación en las decisiones sociales, por falta de oportunidades o recursos de mejoramiento que le brinda la sociedad divorciada de las expectativas individuales. Desde ese punto de vista el abuso de alcohol, según el estudio referido, representa el “abandono o retirada” frente a situaciones que son visualizadas como inmodificables. Para el joven común, en el descontrol de la bebida encuentra la “conducta de retiro” de la presión inmanejable de su vida habitual que debe soportar. Pero ¿Qué es la “retirada”?, es ni mas ni menos que la resignada aceptación de las cosas que se han perdido, buscando delinear desde la química (alcohol) o desde lo virtual (nuevas tecnologías) lo que no se ha pugnado en el mundo real. Sería como una retirada sin batalla. Así lo hace saber Miguez,  quien agrega “que una vez que están aprendidas las reglas de juego, que propone virtualizar la vida para dejarla como está, el campo queda abierto para otros mercados y otras substancias”. Nosotros, los especialistas y también los educadores, debemos enfrentar el contexto de la “indulgencia frívola” hacia el abuso de drogas legales y tratar de evitar el mantenimiento de la ignorancia conveniente en lo inmediato, acerca del futuro de los otros. “No sé de ningún hombre que se haya perdido transitando por le camino recto”(S. de Shiraz) .

EDUARDO O. MEDINA BISIACH
eomedinab@hotmail.com
DNI 7.976.139
Psiquiatra Universitario (UBA) Matrícula Especialista Nº 11375
Master Internacional en Adicciones (USAL y Deusto- España)

 

 

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