Hay gran cantidad de juegos que buscan entretener cuando las horas se hacen largas. Uno que tiene gran predicamento es de barajas y es el Truco. Se trata de un juego donde la astucia es engañar y mentirle a los competidores. Entonces sin que estos lo noten se le pasan señas a los contrarios de las cartas que uno tiene en la mano. Visto de afuera, son señas «raritas» ya que se muerden los labios, se hacen guiños, se tiran besitos y otras más.
Mientras se espera el turno para mentir, se piensa en aquellas similitudes de la vida ciudadana. Y quien recibe el «palazo» son los congresales. Reciben un mandato o cartas y luego de «orejearlas» comienzan a hacer pactos con los secuaces. Ya no se mandan «cartitas», como en la escuela, porque hay cámaras de TV que todo lo ven. Luego mienten y dicen que no tienen nada o que todo esta bien. Dicen tener 33 de mano y no llegan a 5. Y pactan códigos entre los compañeros de juego, mostrando a los contrarios cosas buenas y no tienen nada.
Por eso los perros son malos jugadores. Cuando tienen una mano buena, mueven la cola. Se necesita tener rostro de piedra y en eso, los votados, la tienen.
Juan R Bell
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Río Cuarto
22/08/06