Al Norte de la educación

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En los cuatro últimos años hemos sido testigos de una considerable y preocupante cantidad de tiroteos y matanzas en las escuelas norteamericanas de: Mount Morris, Michigan; Springfield, Oregón; Jonesboro, Arkansas; Edimboro, Pittsburg; West Paducah, Kentucky; Littleton, Colorado; Santana, California; Williamsport, Pennsylvania. Este tipo de fenómeno está superando las hipótesis de que la violencia escolar tenía que ver con aspectos socioeconómicos, ideológicos y/o xenofóbicos, ya que la violencia ha ingresado en los espacios más sofisticados de las “National Honor Society” y también en insospechables niveles infantiles.

El Plan Nacional “America 2000 An Education Strategy” formulado a inicios de los 90, como una visión de futuro supragubernamental, entre otras cosas proponía: “…debemos mejorar radicalmente las escuelas de hoy, todas ellas, haciéndolas mejores y más responsables por los resultados…debemos inventar nuevas escuelas para satisfacer las demandas de un nuevo siglo, una Nueva Generación de Escuelas Norteamericanas…”; si bien ha dado resultados satisfactorios a nivel cualitativo, tecnológico y cognitivo, ha fracasado significativamente en materia axiológica.
Un estudio del «Journal of the American Medical Association» (JAMA) reveló, el año pasado, que los filmes y dibujos animados poseen contenidos más brutales que en épocas anteriores y exponen a los pequeños a una «significativa carga de violencia». Debido a esa situación, un equipo de la Harvard School of Public Health recomendó a la Motion Picture Association of America que reflexione acerca de la posibilidad de incluir más advertencias sobre los contenidos de esos filmes en la clasificación habitual de apta para todas las edades.
Según las estadísticas en Estados Unidos, cada día mueren 3 niños por herida de bala y 13 son detenidos por portar armas, a pesar de que las escuelas son más seguras y ha disminuido significativamente la violencia en los centros escolares; los programas School Resource Officers (SRO), “Mosaico 2000” del FBI, el “Gun Buypack Plan” de Clinton, y la considerable presión de la “Marcha del Millón de Madres” en contra de las armas de fuego, no han podido opacar este gravísimo problema .
Los expertos tienen algunas respuestas sobre estos trágicos incidentes, con factores contribuyentes como la falta de prevención, fácil acceso a las armas, padres ausentes o demasiado tolerantes, autoridades escolares que no toman medidas y una cultura de violencia emergente en los medios de comunicación; “estos muchachos nunca han aprendido cómo resolver problemas, tienen una respuesta instantánea, y es una pistola…además, la mayoría cree que la muerte es una solución, ciertas películas y músicos les echan leña al fuego…” afirmó el criminólogo Bill Reisman, asesor de funcionarios de la enseñanza estadounidenses.
No podemos dudar de la calidad educativa en Estados Unidos, la cual es de altísimo nivel, tampoco podemos generalizar ya que la muestra de violencia no es representativa de todo el espectro educativo; no obstante, es preocupante la casuística y el impacto de estos hechos que desbordan nuestra capacidad de asimilación. Asimismo, es un llamado de alerta para los padres y madres argentino quienes en muchos casos delegan el entretenimiento de sus hijos a juegos violentos y a la deliberada opción televisiva pautada también por violencia, sexo, hedonismo, etc.
Si en nuestros países subdesarrollados nos preocupamos por el paupérrimo e infra-nivel educativo y tecnológico, aún podemos jactarnos de nuestro grado de civilización o bien de ingenuidad; pero estamos a tiempo de observar lo que sucede en el “Norte” educativo para prevenir este potencial peligro, ya latente y al acecho :con la violencia instalada y” clasica” ya tenemos suficiente.

Lic Elena Farah
Lic. en Ad. y Gestión de la Educación
06/09/06

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