En el inicio del juicio por el asesinato de Maffini pidieron agravar la imputación contra los acusados

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Pasaría de  homicidio simple a homicidio calificado criminis causa. Lo pidieron el fiscal de Cámara Jorge Medina y la querella. Hoy declaró Adriana Debia, quien responsabilizó a su esposo por la muerte del prestamista.

En el inicio del juicio por el asesinato del empresario Romeo Maffini pidieron agravar la imputación contra los acusados Sergio Daniel Martínez, de 42 años y su pareja, Adriana Elizabeth Debia.
La caratula pasaría de  homicidio simple a homicidio calificado criminis causa. Lo pidieron el fiscal de Cámara Jorge Medina y la querella.
Hoy declaró Adriana Debia, quien, en un largo relato, interrumpido varias veces por el llanto, responsabilizó a su esposo por la muerte del prestamista. Aseguró no haber sido ella la autora de los disparos. “No lo maté, nada me ataba a él”, dijo ante el jurado.
También prestaron declaración, el hijo del prestamista y los policías que detuvieron a la pareja.
El juicio se sustancia en la Cámara del Crimen, cuyo tribunal está integrado por los doctores Carlos González Castellano, Oscar Testa y Silvia Marcotulio.
Mañana darán sus testimonio la mujer policía que halló el cuerpo, un agente de Córdoba y el empleado dela casilla de peaje que vio pasar al vehículo en el que trasladaban a la víctima, y observó como discutían Maffini y Debia.

El hecho

El fallecido había sido hallado en un predio cercano al lago de Río Tercero el pasado 13 de octubre.
La investigación se inició  cuando fue encontrado el automóvil Peugeot 307 del empresario. El vehículo, había sido abandonado en el barrio Marques de Sobremonte, de la ciudad de Córdoba.
El cuerpo del prestamista fue encontrado el pasado 13 de octubre en el Club Náutico Berrotarán, a 14 kilómetros al oeste de La Cruz. El cadáver se encontraba junto a la puerta de un galpón. En principio, Maffini, presentaba un golpe en la cabeza.
Maffini, vivía solo y, según se supo en su vivienda de la calle Alonso no se detectaron signo de robo. En el lugar, el prestamista guardaba en una caja fuerte 70 mil pesos que no habían sido tocados.

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