Estudiantes es una pálida versión del equipo que intentaba disputar una plaza de prestigio nacional

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Estudiantes es una pálida versión del equipo que intentaba disputar una plaza de prestigio nacional y hoy se debate en sus propias frustraciones…

Por Pablo Callejón – Las fotos amarillentas de Aldo Arana, Víctor Torres, Isidoro Celussi, integrantes de aquel seleccionado de Río Cuarto, pintado de azul y blanco, que ganó el Torneo Argentino de 1973 ya forman parte del anecdotario de alguna charla de bar.
Aunque todos aseguran haber estado en los míticos partidos con Ferro, River y Boca,  por el Nacional de 83 al 85, aquélla experiencia también se vive en la utopía de los que aguardan la resurrección de  Antonio Candini.
Estudiantes es una pálida versión del equipo que intentaba disputar una plaza de prestigio nacional y hoy se debate en sus propias frustraciones.
La agresión al técnico Víctor Cabello, las roturas en la sede y las amenazas a dirigentes y jugadores plantel, desnudan una interna de malos resultados, jugadores haciendo cola en la caja vacía de la institución y dádivas a los mismos barrabravas que se adueñan del derecho de resolver a golpes la caída futbolística del celeste.
Estudiantes participa del Torneo Argentino desde 1995, donde quedó eliminado en la segunda fase. Igual suerte corrió en los torneo 1996/97 y en 1997/98. En 1999 fue eliminado en la fase final bajo la dirección técnica de Dante Mircoli, pero al año siguiente descendió tras ser último en su zona y perder en el repechaje con huracán de Corrientes.
En el 2001 ganó la promoción en el Argentino B y ascendió. Bajo la dirección técnica de Jorge Grasssi logró llegar a la fase final pero en el 2003 volvió a descender.
A partir de allí el declive se profundizó cada año. En el 2004 fue eliminado en Play Off, un año después perdió la final en el torneo clausura y ahora queda eliminado en el penúltimo lugar de la tabla.
En los últimos dos años, el equipo tuvo 4 técnicos: Bernardes, Catalano, Fiandino y Cabello.
La sucesión no logró cambiar la realidad estadística que lo deposita al equipo en los últimos puestos de la tabla. Aunque esta vez evitó el descenso, la posibilidad de disputar los primeros planos del fútbol del interior está cada vez más lejos.
En esta última temporada, incluyendo apertura y clausura incorporaron a 8 jugadores, de los cuales solo jugaron regularmente 3 y otros dos se fueron antes de debutar, para una campaña con solo cuatro triunfos que solo quedará en el recuerdo por las agresiones cobardes de los mismos de siempre.
Aunque se desconoce cuanto es el monto total, el club mantenía una deuda desde diciembre con los jugadores. Ante la amenaza de no jugar el sábado pagaron uno de los 3 meses adeudados.
Sin embargo, los que ya tenían asegurado el viaje son los casi 40 leones que viajaron a San Nicolás. La entrada costó 10 pesos por persona y el colectivo 1,50 pesos por kilómetros. De esta forma se invirtió 400 pesos para el ingreso y 1200 pesos en el costo del ómnibus.   La pregunta sobre quien pagó este y el resto de los viajes de la barra brava tiene pocos sospechosos.
Cuna de figuras que deslumbran en el fútbol del país y el mundo, Estudiantes no logra instalarse como una opción institucional de jerarquía en el interior. Solo el peso de la historia le da brillo a un celeste cada vez más opaco.

 

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