El escándalo en el Concejo Deliberante está a punto de hacer caer a uno de los protagonistas de la v

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El escándalo en el Concejo Deliberante está a punto de hacer caer a uno de los protagonistas de la vida política local del último lustro. El principal lugarteniente de Alberto Cantero anunció este viernes que reflexionará durante el fin de semana su segura salida del parlamento riocuartense.

El escándalo en el Concejo Deliberante está a punto de hacer caer a uno de los protagonistas de la vida política local del último lustro. El principal lugarteniente de Alberto Cantero anunció este viernes que reflexionará durante el fin de semana su segura salida del parlamento riocuartense.
Verborrágico y gestual, Abraham llenó de palabras las explicaciones de su partida sin retorno. Pero no dijo mucho de las razones profundas que lo llevarán el lunes a presentar su renuncia a la banca. De sus dichos se desprende que no pudo digerir tanto veneno inyectado entre roggeristas y canteristas en el seno del bloque que condujo (¿como pudo o como quiso?) durante los últimos 365 días.
Abraham integra desde hace cinco años el grupo chico de los hombres que desde uno u otro lado del mostrador delimitaron los caminos para que los riocuartenses transitáramos.
Electo concejal en 1999 cuando Cantero llegó al poder, al poco tiempo dejó la banca para hacerse cargo de la Fiscalía Municipal. Su estilo grandilocuente lo hizo salirse permanentemente de los límites y ser casi el único que hizo política desde el Ejecutivo para el anterior Intendente. Ese protagonismo lo ubicó en el primer lugar de la lista que Cantero diseño para un hipotético segundo mandato.
Cuando la lógica de la política hacía pensar que sus condiciones y la debilidad del escaso margen con que Rins volvió al sillón, lo iban a transformar en el arbitro de la relación de fuerzas terminó siendo la cabeza de turco de una situación escandalosa.
Abraham no supo contener las diferencias internas del bloque y terminó fagocitado por los propios sin siquiera atemorizar a los del Frente.
Entre las responsabilidades atribuibles al hombre en proceso de renuncia hay que computar su imposibilidad de entender la necesidad de los nuevos ediles de aprehender las reglas legislativas, los cuestionamientos de las mujeres del bloque por las discriminaciones de genero a las que eran sometidas, el haber creído que se votaba un proyecto sobre el cierre de los domingos y terminar levantando la mano por otro y su falta de muñeca política para lograr sintetizar las diferencias de un bloque preparado para ser mayoría y que terminó en minoría.
Como en algunas malos partidos de su época de arquero en el equipo de los abogados, Abraham terminó no atajando ninguna pelota desde la Presidencia del Bloque.
Así las cosas, la goleada parecía inevitable y ocurrió. Primero, ediles propios votaron al otro candidato a Defensor del Pueblo y le dieron los meritos al oficialismo por elegir a uno de la oposición. Luego no pudo contener la fuga de votos propios hacia el proyecto de fusión de las mixtas. Tras el escándalo en el recinto mantuvo un inexplicable silencio y no levantó un solo teléfono para tratar de reorganizar el equipo.
Cansado de tener que lidiar con los suyos empezó a macerar la idea de volver al mucho más tranquilo ámbito universitario. Las críticas de la sociedad a la labor de los concejales calaron hondo en la familia y su esposa e hija le sugirieron durante el fin de semana pasado que cambiara de ámbito de trabajo. El lunes se lo comunicó a algunos de sus pares y al propio Presidente del parlamento. Todos les pidieron que se quede un tiempo para que sea él quien pague el costo de la crisis y buscar consenso para un nuevo referente de la oposición.
Pero nada lo convenció y se fue sorprendiendo a propios y extraños. Comunicó su retirada a través de un medio de comunicación y volvió a apelar a una ráfaga de palabras para argumentar su último equívoco. Pensó primero en él antes que en su responsabilidad institucional. Queda para la gente considerar si lo de Abraham ha sido un gesto de grandeza o una huída irresponsable.

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