Familiares de las víctimas del múltiple homicidio del Banco Popular Financiero se reunirán con una de las juezas del tribunal que debe decidir si los autores de la masacre pueden o no recuperar la libertad.
A casi 18 años de la masacre del Banco Popular Financiero, hay entre los familiares de las víctimas una preocupación en aumento por la posibilidad abierta de que los responsables del múltiple homicidio recuperen la libertad.
Las decisiones políticas adoptadas por los gobernantes provinciales en su momento, le sacaron una vuelta de llave a las rejas que mantienen en las sombras al ex cabo policial Miguel Angel Salinas y su cómplice Francisco Nievas.
Una conmutación de penas generales, otorgada por el entonces gobernador Eduardo Angeloz, encendió la luz roja. Apelando a ese beneficio, los autores del homicidio en ocasión de robo con más víctimas (seis) en la historia delictiva, podrían volver a caminar entre nosotros. Esto dependerá de las opiniones de los tres magistrados que integran la Cámara Segunda del Crimen. El Fiscal de Cámara ya se expidió con anterioridad, denegando tal posibilidad.
Temerosos de lo que pudiera ocurrir con la determinación judicial, familiares de las víctimas se reunirán con una de las juezas integrantes del tribunal. Este martes la Dra. Silvia Marcotulio recibirá en su despacho a las otras víctimas de la Masacre ocurrida el 16 de setiembre de 1987. De ellos recibirá el angustioso pedido que Salinas y Nievas cumplan su condena a cadena perpetua. Integrará el grupo, la madre de Alejandro Muzzio, particularmente interesada en que la zona impune de este séxtuple crimen alguna vez sea investigada. En su camino por la búsqueda de otros responsables del mayor dolor colectivo sufrido por la ciudad en tiempos modernos, ha intentado varias veces dialogar en la cárcel con Miguel Salinas el ideólogo de aquel cruento suceso. El propio Servicio Penitenciario se encargó de impedirle estar cara a cara con el autor de la muerte de su hijos. Para los Muzzio, como para las otras 5 familias de las víctimas, la sola posibilidad de ver libres a los autores de sus muertes en vida es volver a sufrir otra masacre.