Ojeda se hallaba junto a «Coco» Mercado cuando se produjo la gresca en el Pasaje Dalmasso. Primero se amenazaron con los cuchillos colocados sobre una mesa y luego, Andrada efectuó 5 disparos.
Continúa en grave estado el trabajador de Cotreco baleado frente a Plaza Roca, mientras decenas de personas transitaban por calle San Martín.
El herido, Claudio Ojeda, de 34 años, es un trabajador de Cotreco con fuerte influencia en el gremio Surrbac y estrecha relación con Jorge “Coco” Mercado.
Según surge de la investigación, en la noche del domingo Ojeda y Mercado pasaban en un automóvil frente al Pasaje Dalmasso cuando se encontraron con Adrián Andrada -principal sospechoso, sin vinculación con Cotreco- y se inició una fuerte discusión. Posteriormente, el vehículo con los referentes de Surrbac se retiró y al regresar, fue Mercado quien lo increpó a Andrada.
En ese momento se produjo una primera pelea en la que se utilizaron los cuchillos que estaban sobre la mesa donde comían Andrada con una «mujer rubia». El agresor volvió hacia el vehículo utilitario en el que se trasladaba, tomó un arma y realizó al menos 5 disparos. Uno impactó contra la vidriera de un comercio y otros dos afectaron a Ojeda, quien resultó gravemente herido.
Tras el violento episodio, Andrada, quien tiene antecedentes penales por robo, subió al rodado y huyó rápidamente. Aunque está imputado de tentativa de homicidio permanece prófugo y no es la primera vez que ocurre. En otro hecho judicial, estuvo un largo tiempo buscado por la Policía y solo se presentó en Tribunales cuando su abogado lo sugirió.
La masiva presencia de trabajadores de Cotreco en la guardia de la Terapia Intensiva del Hospital revelan la incidencia que Ojeda tenía en la estructura del hombre fuerte de Surrbac en Río Cuarto: Jorge Mercado.
El «Coco» aún debe enfrentar un juicio por haberse trasladado al baile de Sabroso en Sampacho en una camioneta de Gamsur, que debía utilizarse para tareas de la empresa. Al regresar del evento protagonizó un violento accidente que provocó la muerte de un distribuidor. Los análisis indicaron que no estaba alcoholizado ni había consumido sustancias, aunque los médicos que lo asistieron en el lugar advirtieron que tenía halitosis alcohólica y parecía «perdido», por lo que se abrió una causa judicial para determinar si no fueron manipuladas las muestras.
La violencia que tiene como epicentro a referentes del gremio Surrbac, ligado a la recolección de residuos en la ciudad, tiene numerosos antecedentes. Los episodios se iniciaron en Gamsur, cuando algunos dirigentes perdieron su poder a trompadas. Incluso, directivos de la firma fueron víctima de recurrentes aprietes por parte de la conducción gremial.
El pasado 28 de marzo, una disputa a tiros en el sur de la ciudad volvió a alertar sobre los «reacomodamientos internos» del gremio. Por el hecho, fue demorado por portación de armas «el señor de los anillos», uno de los sindicalistas con mayor incidencia en la conducción local de Surrbac.
Andrés Ceballos y Ernesto López se hallaban en un camioneta, en la esquina de Avenida Sabattini y Virrey Vértiz, cuando fueron sorprendidos por efectivos policiales. Una persona había llamado previamente al 101 para denunciar presuntos disparos, aunque los peritos no lograron confirmar el relato del denunciante.
Muy grave
Por estas horas, se encuentra internado con pronóstico reservado. “El disparo ha comprometido órganos vitales muy importantes”, dijo el dorctor Carlos Berlaffa, vice director del nosocomio.
El hombre resultó con heridas graves tras ser baleado frente a Plaza Roca, en San Martín al 50. El hecho ocurrió en la noche del domingo y generó conmoción en pleno centro de la ciudad.
El agresor se habría trasladado en un automóvil, fue identificado y es buscado por la Policía.
El disparo se habría generado tras una discusión entre el herido y quien portaba el arma de fuego, en medio de uno de los sectores más transitados por los riocuartenses.
La víctima sufrió heridas a la altura del tórax y de la espalda, por lo que debió ser asistido por personal de emergencias.
Los investigadores presumen que se trató de un ajuste de cuentas entre los dos protagonistas del hecho.