25 niños de la Orquesta Barrial que participan del proyecto en Casa del Sol, el ex Matadero y el CIC se presentaron por primera vez ante una multitud, en el festejo por el Día de la Ciudad.
25 niños de la Orquesta Barrial que participan del proyecto en Casa del Sol, el ex Matadero y el CIC se presentaron por primera vez ante una multitud, en el momento más emotivo del festejo por el Día de la Ciudad.
La Casa del Sol está enclavada en barrio Alberdi, en sus límites con Oncativo y la ribera el río. Inaugurada en el 2010, se convirtió en un punto de encuentro del arte, la contención y la integración social. Allí confluyen los chicos de la Orquesta Barrial, la unificación de la música y el compromiso que se revela en acordes infinitos.
En barrio Obrero, el Centro Integrado Comunitario es el espacio que desvela los esfuerzos colectivos que emergen del deporte, la cultura y la capacitación laboral. Cada semana, los pequeños integrantes de la Orquesta dibujan allí postales del alma con notas musicales cada vez más afinadas.
En el sur de la ciudad, el ex Matadero cumple un objetivo fundamental: recuperar capacidades y valores en un centro cultural con la mística del esfuerzo. Los músicos de la orquesta, con manos de niño y sueños en grande, delegan en la libertad de una ilusión la sinfonía que más les gusta.
Así nació, como un juego con reglas en serio, donde el director es un maestro sin guardapolvo y los chicos, protagonistas de una historia que daba sus primeros pasos. La apuesta social y cultural tenía un convencimiento de Estado y en esas bases de acordes incipientes, los niños canjearon el ocio y las esquinas por violines, contrabajos y violonchelo. La música hizo el resto.
El proyecto municipal de la Orquesta tiene como principal objetivo la enseñanza gratuita de la ejecución de instrumentos de cámara a niños de escasos recursos. La propuesta está a cargo de la Orquesta Municipal de Cámara dirigida por Eduardo Lhez, quien fue el primer impulsor del programa.
La historia contada es apenas el comienzo de la mejor historia. Cimentaron las bases de una orquesta con genética de barrio, en la sala de espera de una cruzada social que los contuvo hasta dejarlos crecer. Músicos de miradas inocentes que nunca delegaron el sueño, ni el atrevimiento.
Y surge el tiempo de cerrar los ojos para dar lugar a una caricia sonora. De repensar un logro que superó prejuicios y tiempos. De creer en lo que ya inventaron, con la certeza de creernos parte. La Orquesta Barrial es el punto de partida y de encuentro. Los chicos ya hicieron el resto.