«Un vendedor, una vida, una historia, mi abuelo» – Las Voces del Día

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Jésica Ferreyra envió una carta a Telediario donde relata la vida de su abuelo como vendedor ambulante. Otro aporte al debate que tiene en vilo al municipio. «No solo le quitan su fuente de trabajo, le quitan su vida», afirmó.

La carta completa:

«UN VENDEDOR… UNA VIDA… UNA HISTORIA…MI ABUELO. Desde hace ya un par de largos meses, todos estamos al tanto de la problemática de los vendedores ambulantes y el municipio. Al margen de mi opinión personal, quisiera contarles en breves líneas una historia; una vida llena de sacrificios y logros, la de mi querido Abuelo, Don Luis Ferreyra, este señor de 76 años recién cumplidos.
Esta persona que desde hace casi 40 años dedica sus tardes enteras a vender praliné en la esquina tan conocida y transitada de Rivadavia, esquina Sobremonte.
Todo empezó porque mi abuela los hacía rico -dice él- y se le ocurrió que muchos mas pensarían lo mismo. Desde abril del año 1976 empezó su negocio, comenzando con un precario carrito, empezaba su aventura, su alegría diaria, su esquina, así la llama el hasta la actualidad.
Por casi tres décadas estuvo en la puerta del “viejo Musiter”, al frente de donde se encuentra ahora, con toda la música que la disquería ponía llenaba sus bolsitas a gusto, empapado del aroma a vainilla tan característica de los pralinés.
Nunca se imaginó, que casi treinta años después, perdería gran parte de la audición por esa música que tanto lo había animado, pero jamás se quejó, por el contrario, siguió adelante, levantándose cada día para arrancar una nueva travesía.
Jubilado de nuestra casa de altos estudios, fue No-Docente por más de 35 años, con una conducta intachable, padre de dos hijos, abuelo de cuatro nietos y bisabuelo de 4 bisnietos, es nuestro ejemplo diario. Un “viejo bruto” para muchos, pero con unos valores y principios increíbles y extraordinarios. Que gracias a la Universidad pudo terminar la Primaria con más de 50 años de edad, un ejemplo, nuestro viejo.
Desde que toda esta problemática comenzó, nunca se quejo, no participo de marchas, ni asentadas, ni recursos de amparos, ni nada que se le parezca. Sigue levantándose cada día, por su esquina. Aprovechando el presente, sin pensar mucho en el futuro…
Independientemente de cada opinión formada, esta es la historia que yo quería contar, la del manisero que tantas generaciones a marcado con sus maníes tan particulares, esta gran persona que con dos pre-infartos, tres bypass y diabetes vive con alegría, honra y dicha por el solo echo de tener “SU ESQUINA”.
Con las mismas ganas del primer día, a mas de 40 años sigue entregado a su lugar, lo que el ama, su pasión. Mas allá de los resultados económicos que le da su venta, esto sobrepasa todo, es la ilusión de un abuelo, su pasión, su cuestión de ser… su motor diario.
Repito, más allá de cada opinión, quisiera que sepan que a esta persona, mi abuelo, no solo le quitan su fuente de trabajo, le quitan su vida, la alegría de vivir… un pedazo de su corazón que ha cosechado tantas alegrías y dichas en SU QUERIDA ESQUINA.
Ferreyra Jesica
DNI.33825221.

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2 Comentarios

  1. Si habré comido praliné hecho por Don Ferreyra!
    Este oficio y este aroma característico de las calles céntricas de mi Rio Cuarto natal…
    Por favor! que continúe siendo ese personaje tradicional en esa esquina,donde todos hemos probado sus exquisiteces y muchos hemos llorado ante nuestros padres,porque no nos compraban siempre…
    Él no es un «ambulante»,es una PARTE DEL PAISAJE NUESTRO!
    Es HISTORIA Sres!!!
    Don Ferreyra,quiero verlo SIEMPRE en «LA ESQUINA»…!

  2. Siempre en toda regla hay una excepción que la confirma, este sería el caso de los vendedores ambulantes. El manisero es una actividad que no compite ni se expande en el espacio público, es mas bien algo necesario por lo característico que se da al paso de la gente que transita o goza de una estancia transitoria en una plaza. Así como sería muy lindo tener el kiosco parisino funcionando como tal, tener un manisero es algo hasta diría yo histórico, y los memoriosos nos acordaremos de los viejos fotógrafos que con sus viejas máquinas de pié sacaban fotos en la Plaza Roca.
    Repito que esta es la excepción que confirma la regla, o sea lo que digo es que los vendedores mal llamados ambulantes, porque nadie deambula sino que tienen su comercio puesto en la vereda que mejor les parece y extienden su mostrador cuantos metros les de el cuero. Ninguno de ellos hace una actividad artesanal, por el contrario hasta raya en la ilegalidad total como es el caso de la venta de copias de DVD y CD, o los que venden ropa y demás cosas que no hacen a una actividad que no se pueda enmarcar en un local el cual alquilen y paguen como todo hijo de vecino.

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