El Parlamento del sur
Se aguardan definiciones por Bolivia, Uruguay y Rodríguez Simón. Dialogamos con Humberto Benedetto – Diputado Parlasur Juntos por el Cambio.
Día del amigo en Río Cuarto: Extensión de horario de cierre solo por hoy
Solo por hoy bares y restaurantes pueden permanecer abiertos hasta la 1 hr.
GASTÓN MALDONADO – Subsecretario de prensa y Comunicación.
Inquilinos autoconvocados realizaron un acampe en barrio Alberdi
Piden por el acceso a terrenos. La municipalidad dio su respuesta.
PABLO BERTEA
Subsec. de Hábitat y Vivienda de la Municipalidad
Chacabuco, el municipio que aplico el «Pasaporte Sanitario» para evitar más restricciones
ALEJO PÉREZ – Secretario de Gobierno de Chacabuco
El día del amigo se celebrará con horarios y aforo reducido en locales gastronómicos
FABIO BORRA
Propietario de un restobar
JORGE FERREYRA
Encargado de un comedor
Las cámaras de un comercio muestran al auto transitando a muy alta velocidad
Un video exclusivo al que accedió Telediario muestra el paso del Mercedes Benz a alta velocidad por la Ruta 30.
Ing. SERGIO ANTONELLI
Ingeniero especialista en tránsito
Río Cuarto superó los 100 vacunados con una dosis y se acerca al total de la población inscripta
¿Por qué no se vacunan los que pueden hacerlo? La municipalidad intensificará las visitas «casa por casa» para convencer a los que aún no se vacunaron. Llamosas anunció que avanzarán con las segundas dosis de Sinopharm y Astrazeneca en estos días.
JUAN MANUEL LLAMOSAS
Intendente Municipal
TENDRIA QUE HABER LLAMADO
Uno nunca sabe por qué pasan ciertas cosas. Ayer nomás me acordaba de vos, cuando te viniste desde Córdoba para saludarme. Había muerto María Emilia, 52 años, tana, corazón y lucha, cien por ciento garra y ternura, amor eso era, y yo amo a mi mama. Viniste porque mi vieja se había muerto. Te di un abrazo en la sala velatoria y no supe si reírme o llorar. Estaba contento de verte pero el ánimo andaba partido. A modo de vendas, me pusiste dos o tres palabras en la herida y después corriste de nuevo a la terminal, a tu Córdoba querida. Allá ibas a seguir tu vida.
Años antes nos habíamos pertenecido. Las horas libres, las mejores, las que sobran entre texto y texto, sirvieron para aliviar esa desesperación montañosa en que nos deslizamos los pendejos. Los inseguros por el futuro, por el mañana, por ¿habrá un trabajo o me moriré de hambre? ¿vale seguir estudiando? Gritemos que sí.
Ser amigo en la desesperanza, en la malaria, marca.
El último pucho compartido, te gustaba la hesperidina, de eso me acuerdo, y estabas enamorado de una rubia en el avión. Con ella te vas a casar te dijo una gitana en la vieja terminal. Y el Citroen, el 2 CV, que una tarde de viento casi remonta como un barrilete en aquella travesía a Sampacho. Íbamos a vender viajes a la nada para una agencia fantasma tan parecida a nosotros que nunca nos pagaron la comisión. Porque vendimos. Eras bueno con la lengua, Marcelo, hasta yo te creía cuando levantabas las cejas y preparabas un discurso guebeliano.
La primer ocurrencia fue irte a Buenos Aires. Te extraño hermano. Algunos llamados, visitas esporádicas. Y Córdoba en tu mente y en tu regreso a los orígenes. Y la gerencia que te dio esa capacidad innata por hacer, dirigir, crear y putear. Estaba bueno verte nervioso. Salían ideas y vendías. Cómo vendías…
Sí Marcelo, ahora estoy en eso de los boliches. Estamos creciendo loco, ahora podemos cenar afuera y pelearnos por pagar. ¡Ja! la vida es una sonrisa de primavera. Y la rubia se casa con vos ¿La gitana?…
No sé si está bien seguir contando lo que siguió. Los triunfos no se cuentan decía mi viejo. Ganamos todas las batallas, vos en Córdoba y yo aquí. Pero nos fuimos alejando. Tendríamos que habernos sabido.
El teléfono como salvavidas, la última navidad, una tardecita de otoño. Y la presunción de que me pudiste pedir ayuda. Al fin y al cabo Córdoba sigue estando tan cerca como cuando vos viniste porque murió mi vieja.
Cada vez que llega el día del amigo, y algunas tardecitas cuando el torbellino se calma, me acuerdo de vos Marcelo.
Tendrías que haberme llamado. No sé si te hubiera ayudado, pero tenía vendas, las mismas que vos me prestaste muchos años antes.
Claro que me lo reprocho. Vivir en la vorágine causa estos olvidos. Y los amigos se van, se mueren en esos silencios inentendibles en que nos escondemos.
Tendría que haberte llamado.
En esta noche de melancolía dulce, sin fronteras, el ruido sordo del teclado invade mi solitaria habitación. A veces mi computadora es un gato, ronronea. Pongo un disco de Serú Giran, me acuerdo de Abelardo Castillo, de un cuento suyo, de ese nudo que con los años sigue en la garganta y que todos necesitamos desatar. Esa es una respuesta acertada a los que me preguntan por qué escribo.
Por los amigos, por los que ya no están y por los que siguen.
Marcelo, feliz día a tu memoria.
R.L.