Acerca de la sexualidad

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Un ensayo acerca de como el hombre enfrenta la sexualidad. La búsqueda de respuestas, la visión de la sociedad y la de la educación. Aquí las reflexiones del médico siquiatra Eduardo Medina Bisiach.

Muy pocas cosas pueden sorprender tanto al hombre de buena fe como el hecho terrible de que los dos instintos fundamentales que le mantienen sobre la Tierra, sean precisamente la fuente de casi todas sus desdichas, al decir de Gregorio Marañon, el gran psiquiatra español. El hombre existe porque vive y se reproduce. El instinto de perdurar en el individuo y en la especie son los dos motores energéticos generadores de su actividad en las formas más variadas. Cumplir con estas obligaciones humanas ineludibles es empresa llena de dificultades. Una, porque para vivir tienen que trabajar con dolor o, más doloroso aún, vivir del trabajo de los otros; y otra para reproducirse tiene que pasar por los sufrimientos y  consternaciones de las abundantes desarmonías de la vida sexual.. Quiero decir con esto que voy a ensayar un comentario sobre el problema, de cómo el noble instinto de la reproducción se convierte también en manos del hombre, en fuente de interminables desdichas. Hagamos una revisión de nuestra propia vida, desde la niñez, y agreguemos también la de los que viven cerca de nosotros. Para la mayoría, la aparición del instinto sexual es como una fuerza inesperada que no puede saciarse como los demás apetitos primordiales. ¿Qué hacemos entonces? Acudimos a nuestros padres, a nuestros maestros, y solo logramos una explicación vaga, llena de equívocos y de la perspectiva de pecados que hasta allí eran desconocidos. Cuando llega la juventud, el instinto se ha desarrollado y con órgano propio hace estremecer a todo el organismo. ¿Cuál es la respuesta del ambiente? Es una máxima moral o un consejo higiénico, llenos de amenazas pavorosas para la salud del cuerpo y del alma.. Pareciera que ninguna de las pedagogías, familiar ni docente, ofrece soluciones eficaces, por lo cual muchas veces se toma a un amigo más despierto o un libro o video clandestino para comenzar a surcar los vericuetos del sexo con una tan poca segura información. Entonces viene la lucha cotidiana con ese instinto rebelde o con la sociedad que se opone a ese instinto. A no ser que una ocupación intensa que embote, o una frialdad del carácter heredada o un abocamiento religioso profundo se encarguen de amansar tal tempestad instintiva. Pero para los hombres y mujeres que hayan resuelto normalmente su vida sexual, las angustias comienzan nuevamente al crecer sus hijos y acercarse, y tener como respuesta inevitable el “saberlo todo”. Se revive entonces la confusión, el asombro, el dolor que sentíamos nosotros cuando el amigo/a más precoz y adelantado en el tema o el manual o video nos mostró brutalmente la verdad, que yo diría casi presagiada. Ahora viene como una obligación de padre ¿Cómo evitar este mismo trance a nuestros hijos, ahora llenos de pureza e inocencia?¿Lo dejaremos en manos de sugestiones externas muchas veces callejeras las encargadas de violar su inocencia? Para evitarlo, lo intentamos nosotros mismos o consultamos a técnicos de nuestra confianza. ¿No estaremos atropellando la marcha natural de las cosas?.Cosa extraña el hombre, ha logrado la explicación de tantos misterios y orgullosos descubrimientos y se estrella contra el problema de las disarmonías sexuales y al intento educativo de la misma. Ni la pedagogía ni la Medicina han logrado resolverlo. Es cierto que hay infinitos dolores que nacen a la sombra del sexo y no desaparecerán jamás mientras el hombre sea hombre, es decir mientras arriba de su tronco sustente el ansia y el saber.

DR. EDUARDO O. MEDINA BISIACH
eomedinab@hotmail.com
DNI 7.976.139
Psiquiatra Universitario (UBA) Matrícula Especialista Nº 11375
Master Internacional en adicciones

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