El ciudadano Juan Bell recurre a la metáfora con un juego de pelotero infantil para dar su opinión de la política.
Cuando acompañamos a los nietos a los peloteros o los parques privados de entretenimientos, mientras los chicos juegan, nuestra mente continua pensando. Y al ver tan maravillosos chiches sacamos equivalencias.
Hay uno llamado Wacky Gator en el cual de diferentes cuevas asoman las cabezas de reptiles. El quid reside en evitar que se escondan antes de darle un golpe. Y así a cada momento van saliendo más y más rápido hasta que el jugador no da abasto.
Y eso lo asociamos a la política en que alguien con poder, impide que competidores levanten la cabeza y sean un peligro para su carrera. Carrera hacia la ambición de poder y por supuesto dinero que los conducirá hacia donde todos vamos, el sobretodo de madera.
¿Y si se dejan de jugar? Dejen que otros colaboren y no se crean que son el vértice de la pirámide. Siempre habrá gente con mas capacidad y mejores. Recordemos la soberbia y la ambición es el cateto del triángulo por el cual se deslizaran desde las alturas.
Atentamente
Juan R Bell – DNI 92061605
belljuanroberto@yahoo.com.ar
Río Cuarto
03/07/06