Dos referencias buenas y una mala para la columna de hoy. En primer lugar datos de un Centro de investigaciones económicas privado (FIEL) señalan que ha crecido la industria 8,2 % en Enero en relación al mismo mes del año anterior. Como en el mes de Diciembre también había habido crecimiento esto implica que la recesión está terminando y que el año en curso será de crecimiento industrial dejando atrás la contracción de 4,7 % del 2009 que puso el nivel de esa producción a un nivel similar al del año 2006.
El crecimiento se dio más fuertemente en automotores, siderurgia e insumos plásticos y químicos. Este indicador se ve también apuntalado por un crecimiento del 6,3 % de la inversión centrada en maquinaria y equipos lo que pone según algunos analistas a la inversión en algo así como el 20,6 % del producto bruto interno. Cuando hay crecimiento aumentan las importaciones y estas han crecido interanualmente por primera vez en 14 meses. Las señales son entonces consistentes y en la dirección deseada. Para una relación producto capital que requiere algo así como tres puntos de inversión para cada punto del producto y neteando el crecimiento demográfico con una tasa de natalidad cercana al 1,8 % y la amortización de capital por unos cinco puntos del producto, la situación es débil, pero al menos va en la dirección correcta. El problema entonces, sigue siendo la alta inflación instalada que podría detener el proceso y llegar a revertirlo. Como la inflación se debe a la alta emisión actual, todo está en manos del Gobierno.
La segunda noticia alentadora (estas son cifras del INDEC) es que las exportaciones también subieron en 19 % en Enero y el superavit comercial en 25,2 %. Esta suba es en un 80 % por incremento de cantidad y el resto por los precios. El rubro que más creció fue la manufactura de origen industrial. Se espera entonces mantener un saldo positivo de la balanza comercial en el 2010 lo que da mayor solvencia al proceso de crecimiento mencionado en el párrafo anterior.
Estas dos noticias buenas, han sido empañadas por el actuar político del Gobierno que insiste en desconocer la división de poderes. A la anulación del decreto de necesidad y urgencia que provocó dos meses de debate político, le siguió el dictado de otro nuevo para pagar deuda con reservas el mismo día en que se inauguraron las sesiones del Congreso. La opinión de los expertos constitucionalistas es rotunda, la Presidenta volvió a invadir la esfera legislativa. Lo grave fue, que mientras se abrían las sesiones en el Congreso, aparentemente ya se estaban transfiriendo los fondos a una cuenta del tesoro nacional y se acudió a la publicación de un suplemento especial del boletín oficial para acelerar la medida. La cuestión en todo caso no es la finalidad última de bajar la deuda lo que es claramente una medida adecuada, que despeja el horizonte externo y da tranquilidad a los mercados. El problema radica en la forma en que se hacen las cosas que genera incertidumbre e inestabilidad en las medidas que no se sustentan en el tiempo. La creación de una comisión bicameral para controlar los pagos, por caso, requiere dos tercios del senado para su aprobación, en estas circunstancias ¿alguien cree que ese trámite será aprobado?. Ayer no se hizo lo que se debe hacer, esto es plantear la agenda legislativa para el año. En cambio se anunció una medida que habrá de traer tensión y desgaste político en los días por venir. Es una lástima que un objetivo importante como el bajar deuda se pretenda hacer con tanto pisoteo a la división de poderes.
Dr Roberto Tafani