La nueva ley de medios

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     El día jueves de la semana pasada a la madrugada la cámara de diputados dio media sanción a la nueva ley de medios. Es una ley importantísima sin ninguna duda. Que requiere mucho debate. Que debe asegurar que el control del sistema no acabe en las manos del ejecutivo. Que debe guardar para el parlamento y su diversidad el control último de la ejecución normativa. Sin embargo el tema se trató a las apuradas.  Acababan de hacerse en las comisiones aparentemente sin el número mínimo de presentes requerido más de 200 modificaciones.

Hubo legisladores que ni tiempo suficiente para leer las modificaciones tuvieron. Luego de la votación los diputados se abrazaban eufóricos entre sí. La gente tratando de entender de que se trataba. Con la impresión de que el Congreso tiene una lógica propia que la separa de la población. Esa misma población que fue convocada anticipadamente y que votó por un cambio en la composición legislativa. Atónita ahora presencia como leyes de gran trascendencia son enviadas apuradamente para que se traten en apenas semanas.

     No se trata solamente de la necesidad de cambiar la ley, se trata también de la forma de hacerlo. Esta es la cuestión que incomoda a muchos sobre el actual debate de la nueva ley de medios. No hay ninguna duda que hay que combatir los monopolios y democratizar la sociedad ¿Quién puede estar en desacuerdo con eso? Mucha gente piensa que es absolutamente necesario romper la concentración. Crear un nuevo escenario donde la TV no sea apenas un desfile de tonterías, chismes, culto al cuerpo y pavadas por doquier. Sin embargo la necesidad de eliminar monopolios y recrear algo tan importante para la cultura como un nuevo mapa de medios no puede ser otro paso avasallante de la institucionalidad legislativa.

     La oposición por otro lado sigue sin encontrar su rumbo. En vez de sentarse y discutir se levanta y se va del recinto. Es como si usara las sentaderas en vez de la cabeza. Viven peleados entre si. No comprenden que la sociedad pluralista enfrenta permanentemente formas de pensar que siendo racionales en sí mismas pueden ser mutuamente excluyentes entre si. Eso impone lograr el entrecruzamiento del consenso. La gente los ha puesto en ese lugar para que hagan valer la pluralidad de ideas. Dejan la impresión que cada vez que hay que enfrentar grandes temas legislativos, terminan comportándose como un niño llorón. Se levantan, y corren a denunciar por los medios todas las cosas que quieren corregir. Amenazan que acudirán a la justicia. Que esto, que lo otro.

     La verdad es que la sociedad civil hace muy bien lo suyo. Vota cuando hay que votar. Se moviliza cuando presiente crisis institucionales que pueden salirse de cauce. Lo que no se le puede pedir a la sociedad es que gobierne. Para eso están sus representantes a través de los cuales delibera y decide. La sensación que flota es la de un distanciamiento apático. La población siente que la inflación verdadera del año pasado le comió el sueldo. Lee que la anticipada para el año entrante será cercana al 30 %. Tiene problemas cotidianos que la agobian. Lo único que espera es que las personas que los representan hagan su trabajo. Dejen de pelear entre sí y que voten como deben en el Congreso. Lo demás es todo conocido. Si muchos legisladores se levantan, al resto le será más fácil imponer sus ideas. Todo entrada bien la madrugada. Cuando los trabajadores duermen pensando en cuidar su empleo del día siguiente las Cámaras semivacías deliberan. No se trata entonces, de seguir criticando al oficialismo, se trata de que la oposición claramente no parece estar a la altura de las circunstancias…

 Dr Roberto Tafani

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