La Biblia y el Calefón – La forma y el fondo

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El perturbado desenlace de la sesión en el Concejo Deliberante advierte sobre el apremiante contexto en el que convive la gestión Jure. Temas de fuerte discusión han quedado reducido a debates contrareloj y a puertas cerradas. Por ordenanza debe una comisión evaluar la suba del boleto, las formas indican que su decisión podrá diluirse en un dictamen de ocasión. El rol de las comisiones y la audiencias abiertas abren el debate sobre acciones voluntariosas que dilapidan tiempo y esfuerzo y sobre el doble discurso de la participación.

Por Pablo Callejón  (pjcallejon@yahoo.com.ar) – A esta película ya la vimos. Discusiones contrareloj, a puertas cerradas, con definiciones del drama empresario y aumento asegurado. Cada fin de año, el boleto urbano llega con un alza navideña y los tiempos apremian. Como antes, como ahora.
En agosto un laudo del ministerio de Trabajo definió otorgarle un aumento del 14 por ciento a los choferes nucleados en AOITA. La federación de empresarios del transporte resistió la medida pese a su irremediable implementación. Se definió a fines de noviembre el pago de la mejora de haberes con retroactivo al mes de su aprobación y la Sociedad Anónima denunció una asfixia financiera en caso de no incrementarse el boleto. A toda velocidad se discutieron números y costos, se fijó un nuevo precio y se intentó aprobar sobre tablas. Como ocurrió en las navidades del 2007 y  a finales del 2006, el aumento estaba asegurado.
En la anterior gestión se impulsó la creación de una comisión multidisciplinaria para evaluar costos y valores del pasaje. Los ediles decidieron no convocarla y una protesta estudiantil frenó todo el proceso, obligando a un llamado de emergencia.
«Estuvieron meses para discutir un boleto estudiantil que todavía no crean y en dos días le dan el 30 por ciento de aumento a la empresa. La Sociedad no soporta más estas actitudes», afirmaron los dirigentes de la FURC en el edificio parlamentario.
La comisión solo tiene un valor formal en la práctica. Su dictamen no es vinculante y no hay explicaciones oficiales si se rechazan los fundamentos. Cuando los sectores que la integran debatieron un boleto estudiantil universal la mayoría respaldó la propuesta pero el Ejecutivo la había considerado desde un principio inviable. En el Palacio de Mójica consideran que no hay aporte posible si falla en contra de la voz oficial. Su rol será respaldatorio o no será. Tampoco parece posible un gobierno decidido en comisiones pero crearlas para darles un tine decorativo es, al menos, un motor de expectativas que devora tiempo y esfuerzo.
Otra comisiones siguen la misma suerte.  La reunión de autoconvocados por la construcción y los empresarios del sector estaba predestinada a claudicar en el intento de consenso. Sin un rol activo del Estado como intermediario solo se trata de la exposición de posturas infranqueables. Ahora, ya ni se reúnen.
También las audiencias públicas pueden ser motivo de un evento social sin aplicación real y nada parece cambiar.

Asegurado

La Sociedad Anónima de transporte tiene un servicio asegurado, sin licitación ni comparación de precios, pero brinda una prestación superior a la de otras ciudades (Córdoba, Rosario ó Villa María, por ejemplo) donde el Estado subsidia las líneas que no son rentables y los privados sacan provecho de las calles a colectivo lleno.
Sin embargo, la empresa de capitales privados brinda un servicio público del que no se conocen los costos que determinan el precio del boleto. Tampoco tienen certezas los concejales que buscarán una segunda opinión en la Facultad de Economía de la Universidad. El informe demorará más de 180 días en conocerse pero el aumento ya está asegurado. Como antes, como ahora.

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