Lagomarsino: «Si la Presidente se refirió a una relación homosexual, confirmo que no la hubo»

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El técnico informático que le entregó a Nisman el arma que terminó con su vida negó haber tenido un vínculo de ese tipo con el fiscal del caso AMIA. Además, reconoció que no sabe por qué sus huellas no están en la pistola.

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Diego Lagomarsino volvió a hablar con los medios tras haber pasado semanas en silencio. En una extensa entrevista con el diario El País, el técnico informático se refirió a las novedades del caso, dio más detalles de su relación personal y laboral con el fiscal Alberto Nisman y reconoció el peso que siente por haberle entregado el arma que terminó con su vida.

En los últimos días, el senador nacional kirchnerista Salvador Cabral aseguró que la muerte del investigador a cargo de esclarecer el caso AMIA se trató en realidad de «un crimen pasional homosexual» concretado por Lagomarsino. Esa hipótesis parecía haber sido sugerida por la propia Cristina Kirchner cuando en una de sus cartas aseguró que ambos tenían «una relación íntima».

Por primera vez, se encargó de desmentir esa versión: «No sé qué es una relación íntima. Uno, cuando tiene una relación de tanto tiempo, no es un amigo ni tampoco es un jefe. Si la Presidenta se refirió a una relación homosexual, confirmo que no. Lo que a mí me molesta de eso es que en el medio hay otras personas. Mis hijos son muy chiquitos, pero Alberto tiene una hija más grande».

Lagomarsino aseguró que tiene problemas para dormir y carga con una gran culpa por haberle entregado a Nisman el arma de la que partió el disparo que acabó con su vida. Una y otra vez repasa sus últimas conversaciones con el fiscal para determinar si podría haber tomado una decisión diferente.

«Yo me enteré por la fiscal de que las hijas no estaban. Más allá de lo que me dice mi psicóloga para que deje de pensar en lo que tendría que haber hecho y no hice, yo trato de buscar cositas que me digan qué pasó. Y digo: le tendría que haber dicho a Alberto, si hubiera sabido que las hijas no estaban. ‘Alberto, tus hijas no están’. Respuesta inmediata de Alberto: ‘Están ahora en viaje, llegan esta noche’. Imagino que si la misión de él era obtener eso, él lo iba a obtener», sostuvo.

Lagomarsino reconoció además que sus huellas «deberían estar» sobre la pistola Bersa calibre 22 que le entregó el sábado y aseguró que no sabe por qué es que no encontraron ninguna: «Los motivos técnicos no los conozco».

Los $40.000 mensuales que cobraba por su trabajo en la fiscalía dedicada a la investigación del caso AMIA también fueron tema de pregunta. El técnico informático aclaró que su trabajo consistía en «asistir a Alberto Nisman en todo lo que es relativo a IT [tecnología de la información]. Puntualmente a él, no a la fiscalía».

«Inicialmente yo iba a trabajar para la fiscalía, pero él me dijo: ‘No, vos vas a trabajar para mí’. Se habló mucho de si yo cobraba 40.000 pesos por hacer copias de resguardo. Pero en realidad, sistemas no es solamente hacer resguardos. Alberto no era una persona fácil. No era tampoco una mala persona, al contrario. Pero él quería las cosas ya, en el momento. Y yo soy un obsesivo del trabajo. Cuando Alberto decía que no confiaba en las dos personas [informáticos] que trabajaban en la fiscalía, hoy me doy cuenta de que no es que no confiara profesionalmente, sino que era un tema de respuestas. Y si te llamo, estás», detalló.

¿Se trató de un asesinato, un suicidio o un suicidio inducido? Lagomarsino asegura no tener una posición tomada. «Por momentos pienso: si fue un suicidio él se podía haber suicidado delante de mí. Pero ahí se me empiezan a mezclar las cosas. Por momentos me sentí defraudado y pensé: ‘¿Por qué me metiste en este tema?’. Después vas escuchando otras versiones. La verdad es que yo lo perdoné. El día de la marcha (en honor a Nisman, el pasado 18 de febrero) yo le dije a una persona que lo iba a homenajear a mi forma. Yo hacía 24 años que no me confesaba. Y estuve con un cura cuatro horas hablando del tema. Y fui a pedirle por él no por mí (…) El cura me dijo: ‘Si fue así, Dios lo perdonó'».

«La verdad, no sé qué fue. Pero el 18 de enero murió Nisman y murió el Diego Lagomarsino que yo era», concluyó.

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