Aristocracia del saber vs masa cada vez menos informada

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Tenemos que reflexionar juntos para poder opinar sobre ¿Qué es lo que aprenden los chicos a través de Internet o TV? Quizás partiendo de esa base enriquezcamos el aprendizaje, complementado con contenidos integrales del sistema educativo; debemos tener esos conocimientos para así poder cotejar las opiniones de escuela vs. TICs (Tecnologías Informáticas Comunicacionales).

Para ello voy a circunscribirme a las opiniones de dos especialistas en el tema, como son Mark Bauerlein y Marc Augè. Mark Bauerlein, profesor de la Universidad Emory de Atlanta, opina “: «Lo mejor de Internet es que le permite a todo el mundo tener opinión y un lugar donde expresarla. Lo malo es que también le da un lugar a cualquiera que tenga una opinión”. A lo que yo agregaría sin responsabilidad “Pero uno de los signos de madurez es darse cuenta de que el 99 por ciento de las cosas que nos ocurren cada día no tienen ninguna importancia en absoluto para los demás”. Bauerlein publicó un libro de largo título”La generación más tonta: cómo la era digital estupidiza a los jóvenes estadounidenses y pone en riesgo nuestro futuro. O no confíes en nadie menor de 30” La intranquilidad está dirigida los adolescentes, estudiantes secundarios y universitarios que transitan cantidad de tiempo consagrados a actividades digitales, derrochando capacidades de estar tranquilamente en una habitación, solos, leyendo un libro o reflexionando sobre algún tema de su interés. «Estamos a punto de entregar nuestro país a una generación que no lee gran cosa y que tampoco piensa demasiado». Coincidiendo con la postura del pedagogo italiano Tonucci, una encuesta realizada por la Asociación Nacional de Juntas Escolares de EEUU, indica que un gran número de estudiantes pasan alrededor de 9 horas semanales dedicados a la actividad social en Internet y otras 10 horas viendo televisión; revelando que la mayoría de los estudiantes secundarios dedican apenas 1 hora o menos por día a hacer tareas por escrito. Si bien los chicos están desperdiciando mucho tiempo en actividades digitales frívolas (Facebook), sus padres no están dándoles un ejemplo brillante, ya que hay mucha gente adulta que tiene su BlackBerry en la falda mientras almuerza. Pero ¿Qué está pasando concretamente con los TICs? Y aquí me remito a Marc Augè, quien dice que “las innovaciones tecnológicas cambian la realidad y abre perspectivas, pues vuelven obsoletos los proyecto políticos de otras épocas”. El tema del mejor mundo posible debe situarse en relación con los dos tipos de mitos que han aparecido en el transcurso de la historia: los mitos de origen, fundadores de las religiones, que según los filósofos occidentales fueron aniquilados por la modernidad en el siglo XVIII, y los mitos del futuro, los grandes relatos fundadores de las ideologías políticas progresistas, que fueron desarticulados por la historia misma del siglo XX. Quizás la actualidad nos invita a abordar el tema del fin de ambas clases de mitos. Si bien es cierto que existen formas de religiones agresivas (islamismo, evangelismo) aún en este siglo, que nos crean dudas sobre la posibilidad de concepciones opuestas e igualmente retrógradas del mundo moderno.
Quizás todavía la modernidad sea algo que debemos conquistar, y nos encontramos en medio de una crisis que en realidad es semejante a un fin. En otras palabras “quizás estemos aprendiendo a cambiar el mundo antes de imaginarlo, quizás nos estemos convirtiendo a una suerte de existencialismo práctico. Las innovaciones tecnológicas que han cambiado las relaciones sexuales y las maneras de comunicarse (la píldora, Internet), no nacieron de la utopía sino de la ciencia y de sus consecuencias tecnológicas”. Los requerimientos de la democracia y de la aserción individual seguramente nos conduzcan por caminos que hoy apenas vislumbramos.
Desde el principio del siglo XX, la ciencia ha hecho progresos acelerados que hoy nos permiten presentir perspectivas revolucionarias. Lo que sepamos del cosmos cambiará el mundo, pero esos cambios son hoy insólitos, “no sabemos cuáles serán los progresos de la ciencia dentro de los próximos treinta o cuarenta años”.
Marc Augè emite dos observaciones: 1) Si no se efectúan cambios revolucionarios en el campo de la educación, corremos el riesgo de que la humanidad del futuro se divida entre una “aristocracia del saber y de la inteligencia y una masa cada día menos informada sobre los beneficios derivados del conocimiento”. “Esa desigualdad reproduciría y reproduciría la desigualdad de las condiciones económicas”. Como vemos para él la educación es la más imperiosa primacía. 2) Las consecuencias tecnológicas de la ciencia es la aparición de una segunda naturaleza; donde las imágenes y los mensajes que nos envuelven, nos dan seguridad, pero nos alejan del nuevo orden de las cosas sin darnos necesariamente los instrumentos para comprenderlo. No se tiene una conciencia exacta del nuevo ordenamiento.
Un mundo que acate el ideal del conocimiento por la educación, sería más justo y más rico. “Comprobar que la ciencia cambia el mundo implica admitir que no existe otro mundo más que aquel que estamos cambiando; un mundo que es, en sí mismo y al mismo tiempo, fin y propósito”. Es innegable que si no se acrecienta el nivel educativo, se establecerá una elite científica cada vez más aislada,
LIC ELENA FARAH

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