Cuando éramos jóvenes, debíamos ir al peluquero por lo menos cada 20 días. Allí estábamos durante horas dando instrucciones al «fígaro, parrucchiere» de la forma que queríamos sentirnos mas «lindos» Es que cada cierto periodo, la moda cambiaba. Unas veces parecíamos egipcios, por el corte y otras veces gladiadores, todos pelados.
El transcurso de los años nos fue «ampliando» la frente, por lo que nos considerábamos cada vez mas inteligentes. Es que creíamos aquello de «no tenes ni tres dedos de frente» Ahora casi necesitamos las dos manos para medirla. Pero el «coiffeur» que nos atiende hoy, cobra lo mismo a quien requiere un trabajo de artesano, como a nosotros que con unos tajitos, quedamos hechos. Y le dejamos el pelo y el dinero. No hay descuento por retener nuestro cabello que tanto trabajo nos daba y da. Eso no es justo y deberíamos hacer un reclamo.
Pero, viendo bien las cosas, el corte de pelo, es lo mismo que los impuestos. No importa si es mucho o es poco, todos debemos colaborar con nuestro óbolo. Ya no solo es la limosna que dejamos en la iglesia, sino que nos dicen lo que debemos pagar como «ayudita» para engrosar las arcas del Fisco. Este Sr. solo cobra y si no paga, casi «marche preso». Se ha instituido un sistema en que de a poquito no se nota. El dólar de 3 a 3.70 y casi sin decir nada. Los combustibles igual y todo es así.
Entonces esa costumbre ha sido «imitada» por ciertas compañías que tienen las tarifas fijas. Nos van robando de donde pueden. Con la Justicia de su lado, nos roban centavos. Nos ponen IVA sobre otros impuestos. ¿Quién sería tan «miserable» de reclamar $ 0.34 o hasta $ 1.90? Nadie. Entonces ellos «recolectan» millones. ¡Viviamo la vita felice!
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Rio Cuarto